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Parashat Koraj

Por Prof. José Alberto Fuentes
Bamidbar (Números) 16:1-18:32
Haftará: 1 Samuel 11:14-12:22

Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría la obstinación. Por cuanto tú desechaste la palabra de Hashem, él también te ha desechado para que no seas rey. (1 Samuel 15:23) 

Y dijo Hashem a Samuel: Oye la voz del pueblo en todo lo que te digan; porque no te han desechado a ti, sino a mí me han desechado, para que no reine sobre ellos. (Ibíd. 8:7)

Parashat Koraj justamente trae el tema de la rebeldía, y la pretensión de desechar al líder asignado divinamente para guiar al pueblo. Aunque no lo creamos, esto sucede en todas partes – en lo secular y lo religioso – la tendencia del ser humano influenciado por la mala inclinación es ser egoísta, esa es la raíz de este tipo de casos, el deseo de recibir domina a la persona, no ve más allá de él, se cree el centro de atención, de tal manera que su manera de pensar y comportamiento tienen parte en la idolatría.

Esta enfermedad ha acompañado al hombre desde sus inicios, el deseo de poder y grandeza, como la serpiente dijo a Javá: “Seréis como Dios”, y entonces su deseo de recibir egoístamente la llevó a una consecuencia terrible que todos conocemos. Por lo tanto, el hombre debe luchar constantemente con esto, anular su ego y seguir las indicaciones de Dios.

Incluso en los trabajos, o en cualquier aspecto que aparentemente no esté relacionado con lo espiritual, hay que acatar las órdenes de nuestros superiores ya que toda autoridad es puesta por Dios. (Romanos 13:1)

Podemos poner ejemplos actuales, cómo el caso de los no judíos que comienzan a estudiar Torá y al día siguiente reclaman ser poseedores de la verdad absoluta, se autonombran rabinos, se visten como judíos sin serlo, cambian las fechas señaladas por Dios, y para colmo de males, rechazan al judaísmo tradicional que los antecede por miles de años.

Por otro lado, en el cristianismo evangélico, algo que sucede comúnmente es que un hermano que se siente grande espiritualmente, que ya está listo para abrir su propia obra, traiciona al pastor y de paso se lleva a media congregación.

Koraj era un tipo sumamente orgulloso, él mismo se veía como perfecto – un grave error – cuando ni el más santo se vio así. Se cuenta de nuestro Mashíaj:

Entonces vino uno y le dijo: Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener la vida eterna?  Él le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno sino uno: Dios. Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. (Mateo 19:16-17)

Koraj vivía engañado, porque él se colocó en esa mentira de sentirse perfecto. Por lo tanto, no veía más allá de su nariz, y así pasa con todos los que siguen este camino. Pero ten cuidado, el egoísta se convierte en rebelde, y el destino a corto plazo del rebelde es estar bajo tierra.

Para contrarrestar esto, es muy positivo estar siempre en una posición de introspección sabiendo que tenemos muchas áreas de oportunidad por mejorar y un trabajo constante que realizar. Así que, si llegas a cierto nivel, no te jactes, sigue trabajando porque te falta bastante. No te dejes engañar por el ego, no te midas con el de al lado, con aquel que consideras pecador. Mejor mídete con el Eterno y verás que falta infinidad por trabajar.

Hay una anécdota que comparte el príncipe de los predicadores – Charles Spurgon – que nos muestra algo muy cierto, que en ningún momento de nuestras vidas – aun estando al borde de la muerte – debemos sentirnos perfectos dejando que el ego nos domine.

¿Acaso los cristianos confían alguna vez en su justicia propia? Claro que sí, así es. El mejor cristiano del mundo encontrará que le resulta difícil evitar la jactancia y la confianza en su propia justicia. 

John Knox, en su lecho de muerte, sufrió severos ataques de justicia propia. “La última noche de su vida en la tierra, durmió de corrido por algunas horas, emitiendo muchos profundos gemidos. Cuando se le preguntó por qué gemía tan profundamente, respondió, ‘Durante mi vida he resistido muchos ataques de Satanás; pero en estos momentos me ha atacado de manera más terrible que nunca, y ha utilizado toda su fuerza para acabar conmigo de una vez. La astuta serpiente se ha esforzado para persuadirme de que he merecido el cielo y la bienaventuranza eterna por el fiel cumplimiento de mi ministerio. Pero bendito sea Dios que me ha dado la capacidad de apagar este dardo encendido, recordándome pasajes como éstos: ‘¿Qué tienes que no hayas recibido?” y, “Por la gracia de Dios soy lo que soy.'” (El Púlpito de la iglesia de New Park Street, Los Usos de la Ley, No 128)

Por otro lado, debes ser fiel al liderazgo que divinamente se te ha asignado, por mucho conocimiento que tengas no debes sentirte superior. Conozco personas muy preparadas que, a pesar de ello, guardan lealtad, respetan y se sujetan a sus líderes, y esto es porque saben que en la raíz espiritual sus líderes son más grandes que ellos, desafortunadamente Koraj no vio la grandeza de Moshé Rabenu en los mundos superiores. 

No te jactes contra las ramas; y si te jactas, sabe que no sustentas tú a la raíz, sino la raíz a ti. (Romanos 11:18)

Amado tienes que aprender a identificar la raíz espiritual de tus líderes, no lo olvides, remarca estas palabras.

Veamos lo que dice la Torá:

Coré hijo de Izhar, hijo de Coat, hijo de Leví, y Datán y Abiram hijos de Eliab, y On hijo de Pelet, de los hijos de Rubén, tomaron gente, y se levantaron contra Moisés con doscientos cincuenta varones de los hijos de Israel, príncipes de la congregación, de los del consejo, varones de renombre. Y se juntaron contra Moisés y Aarón y les dijeron: ¡Basta ya de vosotros! Porque toda la congregación, todos ellos son santos, y en medio de ellos está Hashem; ¿por qué, pues, os levantáis vosotros sobre la congregación de Hashem? (Números 16:1-3)

¿Observan el problema? Lo que hablábamos, se sentían muy santos. Por lo tanto, no necesitaban de Moshé ni de Aharón. Hay un Midrash que enseña que ellos se sentían ya en el nivel del tikún completo, es decir, habían alcanzado el nivel del jardín del Edén. Por eso dijeron que todos ellos eran santos.

También se enseña que Koraj se vio como el siguiente sumo sacerdote. Quería usurpar un lugar que no le correspondía. Llegó a esta conclusión porque el valor numérico del nombre de Koraj es igual que el de Eliazar hijo de Aharón. Esto es muy interesante, ya que en ocasiones Dios prepara un entorno en el que pareciera que tenemos razón, todo lo que nos rodea indica que estamos tomando las decisiones correctas. Pero ese es un escenario de prueba, por eso debes estar muy atento para no caer en el error.

Obviamente la Escritura deja claro el gran y grave error de Koraj y su séquito. Además, la tradición muestra varios puntos en los que él falló.

Cómo podrán notar, lo que pretendo con este mensaje es que nos demos cuenta de la raíz del problema que es el ego, y luchemos contra él con la ayuda de Dios. Y si has estado en este tipo de situaciones de rebeldía con tu líder espiritual o estás sintiendo que eres lo máximo, que eres perfecto y el más santo, entonces es momento de reflexionar y cambiar de rumbo, es momento de agachar la cabeza y pedir perdón.

La grandeza se consigue en base a una sincera humildad y sencillez de corazón.

Y aquel varón Moisés era muy manso, más que todos los hombres que había sobre la tierra. (Números 12:3)

Pero los mansos heredarán la tierra, y se recrearán con abundancia de paz.     (Salmos 37:11)

Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.        (Mateo 5:5)

Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. (Ibíd.11:29)

Finalicemos con una parábola con mucho contenido espiritual.

Fueron una vez los árboles a elegir rey sobre sí, y dijeron al olivo: Reina sobre nosotros. Mas el olivo respondió: ¿He de dejar mi aceite, con el cual en mí se honra a Dios y a los hombres, para ir a ser grande sobre los árboles? Y dijeron los árboles a la higuera: Anda tú, reina sobre nosotros. Y respondió la higuera: ¿He de dejar mi dulzura y mi buen fruto, para ir a ser grande sobre los árboles? Dijeron luego los árboles a la vid: Pues ven tú, reina sobre nosotros. Y la vid les respondió: ¿He de dejar mi mosto, que alegra a Dios y a los hombres, para ir a ser grande sobre los árboles? Dijeron entonces todos los árboles a la zarza: Anda tú, reina sobre nosotros. Y la zarza respondió a los árboles: Si en verdad me elegís por rey sobre vosotros, venid, abrigaos bajo de mi sombra; y si no, salga fuego de la zarza y devore a los cedros del Líbano. (Jueces 9:8-15)

Ciertamente todos los árboles tenían de qué jactarse, menos la zarza. Sin embargo, a pesar de sus grandes atributos no pretendían ser los reyes de los árboles. Sabían el lugar que les correspondía y el trabajo que debían hacer. Koraj debía estar satisfecho con su trabajo como levita de clan de Kehat. Él cargaba el arca de la alianza, que honor, ¿qué más quería?

Por su lado la zarza es escogida por su humildad, ya que no tenía de qué jactarse. Por lo tanto, sé cómo una zarza, humilde. Y cuando lo seas, un fuego vendrá a ti, el fuego divino, no el que consume para perdición sino para elevación espiritual, cómo aquella zarza ardiente en dónde Dios se reveló a Moshé hombre manso. 

Shabat shalom

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