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54Parashot_B-06

PARASHÁ TOLDOT

Por Isaac Bonilla Castellanos
Bereshit (Génesis) 25:19-28:9
Haftará: Malaquías 1:1-21

Resumen de la parashá: Yitsjak (Isaac) tiene 40 años cuando toma por mujer a Rivka (Rebeca) hija de Betuel que vivía en Padam Aram. Rivka es estéril por lo que Yitsjak ora por ella, Hashem concede su petición y Rivka concibe dos mellizos, el primero es como una pelliza por ser muy velludo y el segundo es lampiño, sus nombres son Esav y Jacob. Los niños crecen y Esav es diestro en la caza mientras que Jacob es un hombre íntegro que mora en tiendas. Esav vuelve cansado del campo y vende su primogenitura por un plato de lentejas menospreciándola. Yitsjak mora en Gerar y es inmensamente prosperado, los filisteos lo echan de sus contornos y él comienza a abrir pozos en el valle, lo filisteos contienden con él dos veces, mas a la tercera dejan de tener discordia. Los filisteos van donde Yitsjak reconociendo su bendición y hacen con él un pacto de paz. Los días de la muerte de Yitsjak se avecinan y este manda a su hijo Esav para que le traiga caza y poder transferirle la bendición abrahámica, Rivká instruye a Jacob sobre cómo suplantar a Esav y tomar la bendición, Jacob suplanta exitosamente a Esav y obtiene la bendición de Yitsjak. Esav muy enojado se consuela con matarlo después que su padre muera. Rivká se entera y manda a Ya’akov donde Labán su hermano con la justificante de buscar mujer. Yitsjak despide a su hijo Ya’akov en paz y confirma la bendición de Abraham a su hijo quien sale hacia Harán.

Menospreciando a Hashem

La sección de la Torá que todo el pueblo judío lee alrededor del mundo esta semana, contiene muchísimas enseñanzas y se puede invertir mucho tiempo y espacio hablando de ellas. En primer lugar leemos la historia de los padres de dos grandes naciones antiguas; una aun existente, y la otra no rastreable más como nación conjunta y continua en la historia: Israel (hijos de Jacob/Israel) y Edom (Hijos de Esav/Edom).

En segundo lugar podemos hablar sobre la envidia, necesidad de tomar una mujer virtuosa, etc. En este estudio trataremos el tema del menosprecio de las cosas sagradas y de Elohim mismo.

La historia de Esav y Jacob es frecuentemente vista con parcialidad cuando se lee superficialmente y no se mantiene el enfoque en la narración como un todo. Es muy común, que se diga que el malo de la película es Jacob pues, como todos sabemos, “robó” el derecho de la primogenitura y engañó a su propio padre Yitsjak (Isaac) haciéndose pasar por su hermano mayor, ciertamente un no muy buen ejemplo a seguir.

Sin embargo, se olvida o se pasa por alto el inicio de la historia, que a pesar de que no justifica las acciones de Jacob, nos llevan a entender el origen del problema. Preguntémonos: ¿Qué originó todo esto? ¿Fue el ansia de poder de Jacob? No, el origen del problema fue el menosprecio que Esav tuvo de su primogenitura.

Leemos en la Torá: “Y guisó Jacob un potaje; y volviendo Esaú del campo, cansado, dijo a Jacob: Te ruego que me des a comer de ese guiso rojo, pues estoy muy cansado. Por tanto fue llamado su nombre Edom. Y Jacob respondió: Véndeme en este día tu primogenitura. Entonces dijo Esaú: He aquí yo me voy a morir; ¿para qué, pues, me servirá la primogenitura? Y dijo Jacob: Júramelo en este día. Y él le juró, y vendió a Jacob su primogenitura. Entonces Jacob dio a Esaú pan y del guisado de las lentejas; y él comió y bebió, y se levantó y se fue. Así menospreció Esaú la primogenitura.”(Bereshit [Génesis] 25:29-34).

Lo que causó todo el problema entre Jacob y Esav fue la actitud mundana de Esav. Esav era un hombre que únicamente estaba interesado en cuestiones físicas como la caza y saciar sus placeres. Para él, una primogenitura no valía nada, o mejor dicho, una primogenitura valía muy poco.

Esav refleja lo siguiente en la narración de la Torá:

  • Un total menosprecio de las cosas espirituales: En la antigüedad el primogénito era el encargado del servicio divino de la familia, como presentar sacrificios. Para Esav el servicio a Dios no valía más que un plato de lentejas. Además de esto, juró en vano sin vacilación.
  • Negaba por completo la resurrección de los muertos: El dijo: “Yo me voy a morir, de que me importa algo como la primogenitura”. Podríamos decir que su dicho predilecto era “comamos y bebamos que mañana moriremos” (1 Corintios 15:32).
  • Su concepto de justicia o equidad estaba tan viciado que no podía diferenciar entre algo malo o bueno; para él lo bueno era si le convenía o no, independientemente de la justicia del acto mismo. Por ejemplo, él dijo: “Bien llamaron su nombre Ya’akov, pues ya me ha suplantado dos veces: se apoderó de mi primogenitura, y he aquí ahora ha tomado mi bendición.” (Génesis 27:36). Eisav no diferenció entre un acto totalmente cristalino y justo como el primero (la venta de su primogenitura) y un acto oscuro y con suplantación como el segundo (el engaño de Jacob a Esav fingiendo ser este ultimo). En el primero, no hubo letra pequeña, publicidad engañosa o clausulas escondidas, fue una venta clara y explícita (Se ha encontrado en un texto de Nuzi, la venta de una primogenitura por tres ovejas comprobando que era algo practicado en aquellos días).  ¿Cómo define esto Esav? Lo describe como apoderamiento, olvidó totalmente su consentimiento porque no le convenía.

¿Justifica esto la conducta de Jacob? De ninguna manera, Jacob tuvo que hacer valer su primogenitura adquirida ante Isaac y dejar que Hashem hiciera el resto. Esto podría haber sido inviable pues conociendo a Esav, lo negaría todo por completo. Hashem actuó a pesar del engaño de Ya’akov para dar un merecido al menosprecio de Eisav. Jacob fue castigado posteriormente con otro engaño hecho con un cabrito (la supuesta muerte de su hijo José, ver Génesis 37:31-34).

Esav no merecía ser el líder espiritual de la familia, para él, el servicio a Hashem era totalmente absurdo, él menospreciaba totalmente todo lo espiritual. El era un hombre totalmente llevado por sus instintos carnales y despreciaba todo lo que tenía que ver con espiritualidad e integridad. Por otro lado se dice que Ya’akov era un varón integro (en Hebreo: “ish tam”) que moraba en tiendas.

Esto es enfatizado en los Escritos Apostólicos donde leemos:

“No sea que haya algún fornicario, o profano, como Esaú, que por una sola comida vendió su primogenitura.” (Hebreos 12:16).

Esav y su actitud materialista hacían una fuerte profanación del nombre de Dios en su vida y en su casa. En él, no había el más mínimo temor al cielo y la justicia y equidad eran cosas absurdas. De personas como él, Pablo dijo: “cuyo dios es el vientre, y su gloria es en confusión; que sienten lo terreno.” (Filipenses 3:19).

Rabí Shelomo Yitsjaki (Rashi) en su comentario dice: “Ya’akov quería la primogenitura porque el servicio sacrificial de las ofrendas recaía sobre los primogénitos. Ya’akov dijo: Este malvado no es digno de ofrecer ofrendas al Santo, Bendito es” (Rashi sobre Génesis 25:31).

El mundo actual es muy similar a Esav, agobiado siempre por la materialidad y por la meta de la sola satisfacción de sus deseos; vivimos en un mundo mundano, que considera lo espiritual como algo ridículo. Lo que se ve prevalece sobre lo que no se ve, que es lo eterno, lo trascendente, lo no vano.

Como creyentes debemos de cuidarnos de no imitar los caminos de Esav y menospreciar las cosas del Eterno. La escritura nos advierte:

“Entonces abandonó al Elohim (Dios) que lo hizo, y menospreció la roca de su salvación” (Devarim [Deuteronomio] 32:15).

“Pero si no me oyereis, ni hiciereis todos estos mis mandamientos, y si desdeñareis mis decretos, y vuestra alma menospreciare mis estatutos, no ejecutando todos mis mandamientos, e invalidando mi pacto, yo también haré con vosotros esto: enviaré sobre vosotros terror, extenuación y calentura, que consuman los ojos y atormenten el alma; y sembraréis en vano vuestra semilla, porque vuestros enemigos la comerán.” (Vaikra [Levítico] 26:14-16).

Nosotros estamos rodeados de gente como Esav y podemos convertirnos en alguien como él. Así como los niños peleaban en el vientre de Rebeca, una lucha se genera en cada creyente: Seguir a la carne (Como Esav) o andar en el espíritu (Ya’akov). Hemos recibido el poder de lo alto para vencer el poder del pecado en cada oportunidad que la tentación venga a nosotros, tal como está escrito:

“Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación” (Romanos 6:22).

“Porque la ley del Espíritu de vida en Yeshúa HaMashiaj me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.” (Romanos 8:2).

“Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.” (2 Timoteo 1:7).

Cada vez que valoramos las actividades materiales por encima de las espirituales, cada vez que pensamos que lo espiritual al final únicamente debe hacerse a la vista de otros, cuando pensamos que lo que la Escritura dice no es relevante para nuestro diario vivir, entonces hemos dado pie a nuestro Esav interno.

Nosotros hemos muerto al viejo hombre y por tanto tenemos que vivir en el poder de la Ruaj HaKodesh (Espíritu Santo) que se nos dio cuando recibimos la regeneración y nuevo nacimiento en Yeshúa HaMashiaj.

Nosotros no tenemos que suplantar para triunfar sobre Esav, todo lo contrario, asirnos a la verdad de la Escritura y de Hashem, es la base de nuestra lucha; además tenemos el Espíritu de Dios para guiarnos y andar en su poder.

Así que pregúntate ¿Quién triunfará la próxima vez en la disyuntiva carne contra espíritu? Nuestra oración es que todos los creyentes puedan andar en el espíritu para cumplir nuestro propósito y llegar a la altura del varón perfecto

¡Shabat Shalom!

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