Scroll Top
54Parashot_A-09

Parashat Vayeshev

Por Prof. José Alberto Fuentes
Bereshit (Génesis) 37:1-40:23
Haftará: Amos 2:6-3:8

Es impresionante el primer mensaje que nos da la parashá…

Vayeshev, significa “y se estableció”, “y se asentó”.

Los sabios dicen: ¡cuidado! no te quedes quieto, no te “establezcas”, no te quedes pasivo, ¡sigue en constante movimiento en tu trabajo espiritual!

Esto se deduce porque en cuanto Yaacov se establece vienen tragedias a su vida como es evidente en esta parashá; no sólo eso, también tenemos el ejemplo cuando se estableció en Shejem en donde sucedió la tragedia de la violación de su hija Diná y la cruel venganza de sus hijos, Shimón y Levi que más tarde las leyes de – midá kenegued midá (medida por medida) – se harían presentes en la historia del pueblo judío. Si vamos más lejos, podemos decir que una de las razones por las que el pueblo de Israel se convirtió esclavo en Egipto fue precisamente porque se asentó en ese lugar de impureza.

Desafortunadamente esto puede suceder en nuestras vidas, cuando precisamente nos quedamos quietos o nos “asentamos” y no seguimos buscando el crecimiento espiritual, ello nos puede llevar a una tragedia espiritual, Dios no lo permita. En esta parashá Yaacov pierde a su hijo amado, Yosef, y en ese momento la Shejiná – presencia divina – se aleja de él, por eso está escrito:

Entonces Jacob rasgó sus vestidos, y puso cilicio sobre sus lomos, y guardó luto por su hijo muchos días. Y se levantaron todos sus hijos y todas sus hijas para consolarlo; mas él no quiso recibir consuelo, y dijo: Descenderé enlutado a mi hijo hasta el Seol. Y lo lloró su padre. (Génesis 37:35-36)

De la misma manera aquel espíritu que hemos recibido de parte del cielo, se aleja cuando nos establecemos y dejamos de trabajar.

Rabí Shaúl dijo a uno de sus alumnos:

Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti… (2 Timoteo 1:6)

Esto está basado en la Torá como está escrito:

Y el fuego encendido sobre el altar no se apagará, sino que el sacerdote pondrá en él leña cada mañana, y acomodará el holocausto sobre él, y quemará sobre él las grosuras de los sacrificios de paz. El fuego arderá continuamente en el altar; no se apagará. (Levítico 6:12-13)

Es decir, nuestra vida espiritual es un trabajo continuo, no podemos parar, el fuego no puede extinguirse; cuando se apaga es un símbolo de muerte.

Otro ejemplo, cuando los hijos de Israel salieron de Egipto, estaban frente al mar “rojo” y de tras de ellos venían los carros del Faraón, esto produjo miedo en ellos, dejándolos estáticos; podríamos decir “Y se estableció Israel”. Pero ¿qué dice la respuesta divina?:

Di a los hijos de Israel que marchen. (Éxodo 14:15)

Si ellos se hubieran quedado quietos, sin avanzar, sin duda alguna hubieran muerto.

Nuestro santo maestro Yeshúa nos presenta una parábola extraordinaria, la parábola de los talentos.

Porque el reino de los cielos es como un hombre que, yéndose lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes. A uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue lejos. Y el que había recibido cinco talentos fue y negoció con ellos, y ganó otros cinco talentos Asimismo el que había recibido dos, ganó también otros dos. Pero el que había recibido uno fue y cavó en la tierra, y escondió el dinero de su señor (“Se estableció”).

Después de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos, y arregló cuentas con ellos. Y llegando el que había recibido cinco talentos, trajo otros cinco talentos, diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros cinco talentos sobre ellos. Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. Llegando también el que había recibido dos talentos, dijo: Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros dos talentos sobre ellos. Su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo. Respondiendo su señor, le dijo: Siervo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí. Por tanto, debías haber dado mi dinero a los banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los intereses. Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez talentos. Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes. (Mateo 25:14-30, énfasis añadido)

Esta parábola describe la historia de nuestras almas. En estudios anteriores (ver parashat lej lejá) mencionamos que antes de entrar a este mundo material, las almas estaban “asentadas” en el cielo disfrutando el placer de la divinidad sin hacer nada, sin esfuerzo alguno, todo lo recibían como tsedaká porque así fueron creadas. Este punto lo podemos comparar cuando el amo de la parábola da los talentos a sus siervos, aunque estos no han hecho nada para recibirlos.

Como mencionamos, esto no es bueno y en realidad no era tan placentero para las almas, pues como dicen los sabios se compara al “pan de la vergüenza”, recibir sin hacer absolutamente nada, dijimos: como jugar un partido de futbol sin rival; por lo tanto, las almas pidieron a Dios que creará un mundo en dónde trabajar y esforzarse para lograr recibir el placer de la divinidad por méritos propios y por iniciativa propia; esto en verdad es placentero. Esto se compara al trabajo que realizan los siervos de la parábola para doblar sus talentos, entiéndase “doblar” su nivel en el mundo espiritual disfrutando de la presencia divina.

Sin embargo, contrario a las leyes de este mundo en el que hay que trabajar constantemente, muchos deciden seguir “asentados” no quieren esforzarse, comiendo el “pan de la vergüenza”, no quieren trabajar, prefieren enterrar el talento. ¿Y qué pasa? Viene la muerte espiritual, como el maestro dijo: echadlo a las tinieblas de afuera; ahí será el llorar y el crujir de dientes.

Por lo tanto, como dijimos, no te quedes quieto, no te “establezcas”, no te quedes pasivo, ¡sigue en constante movimiento en tu trabajo espiritual!

El ejemplo de ello es uno de los personajes principales de esta parashá, Yosef hatsadik (el justo). Justamente el mismo nombre de Yosef indica ese crecimiento, ir en aumento, el nombre Yosef implica añadir y no lo contrario. Podemos ver varios ejemplos de ello en esta porción.

La Torá nos presenta a un Yosef trabajador; lo vemos trabajando con las ovejas de su padre (Génesis 37:2).

La Torá nos presenta a un Yosef que incluso en sus sueños se veía en ascenso (Ibíd. 37:7-9).

Vemos a un Yosef obediente y valiente cuando su padre lo envía a buscar a sus hermanos; Yosef recorre una distancia bastante considerable para hallarlos, esto sin duda indica el tipo de persona activa que es Yosef (Ibíd. 37:14). Aún más, vemos a un Yosef que no se rinde. Si es necesario ir más lejos, él está dispuesto con tal de cumplir la voluntad de su padre (Ibíd. 37:15-17).

Después la Torá nos habla de la triste historia de la venta de Yosef y ante los ojos de su padre la muerte del hijo amado. Y podríamos pensar que ahí se acaba todo, Yosef dejará de ser el hombre esforzado, valiente y trabajador pues ya no vale la pena la vida. ¿Cuántos de nosotros dejamos nuestro trabajo espiritual y nos “asentamos” por diversos problemas que nos presenta en la vida? ¿Cuántos nos hemos secado espiritualmente como un desierto por decepciones o sucesos trágicos? Recuerda lo que dijimos en parashat lej lejá, las almas mismas le pidieron a Dios un mundo con dificultades, así que veamos el lado positivo de las cosas y seamos como Yosef. ¿Yosef se “asentó” a pesar de la tragedia y la decepción? No, Yosef sigue adelante, él no se rinde, sigue avanzando hasta lograr el propósito de su existencia, no importando qué suceda o qué adversidad le presente la vida, Yosef no baja la guardia.

Hay algo que debe llamarnos la atención… de repente la historia dramática de Yosef desaparece y la Torá nos habla de Yehudá de manera inesperada. Es como decir, estábamos viendo una película en el cine y en la parte más dramática se interrumpe y comienza otra película con una historia muy diferente, algo rarísimo. Sabemos que la sabiduría de la Torá no es simple, ella quiere mostrarnos algo importante en ese cambio repentino.

La enseñanza que nos quiere dar la Torá es que cuando te alejas de Yosef el justo, el hombre que está en constante crecimiento, el hombre que no se “asienta”, entonces viene el descenso espiritual, por eso la Torá nos habla de una decadencia en la vida de Yehudá, sus hijos mueren, enviuda, va a buscar complacer sus deseos con una “prostituta” etc. Así que no vendas a tu hermano Yosef, es decir, tu lado espiritual proactivo.

Por otra parte, no quiero dejar de mencionar, que también esto nos enseña que cuando te apartas de Yosef, que tipifica al Mesías, entonces vas de bajada. Es decir, cuando te apartas del Mesías sufriente, revelado a nosotros en la persona de Yeshúa, tu descenso espiritual es inminente (ver Mateo 10:33).

Retomando la historia de Yosef podemos ver que él no se rinde, aún con toda su tragedia sigue avanzando y logra sobresalir aún en las peores circunstancias hallando gracia ante los ojos de Potifar y de ser cualquier esclavo pasó a tener el puesto de mayordomo de su casa (Génesis 39:1-6). Y cuando parece que todo va bien, nuevamente la adversidad toca a su puerta, cuando la mujer de Potifar lo seduce y le levanta un falso testimonio que pone al borde de la muerte a Yosef; éste termina en la cárcel que es comparada a la muerte. ¿Y qué pasa? ¿Se rendirá Yosef? No, Yosef no se rinde, continúa esforzándose e increíblemente sobresale aun en la prisión y Dios lo prospera (Ibíd 39:21-23).

¿Cuál es la clave del éxito de Yosef? Sigue avanzando, no desiste ni un momento, sigue adelante en su trabajo espiritual. Por lo tanto, amado hermano en el Mesías, haz lo que tengas que hacer, pero no te “establezcas”, no te “asientes” como Yaacov.

Recomendaciones para seguir sin parar tenemos bastantes: 

Nunca se apartará de tu boca este libro de ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien. (Josué 1:8)

Porque yo te mando hoy que ames a Hashem tu Dios, que andes en sus caminos, y guardes sus mandamientos, sus estatutos y sus decretos, para que vivas y seas multiplicado, y Hashem tu Dios te bendiga en la tierra a la cual entras para tomar posesión de ella. (Deuteronomio 30:16)

Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Mashíaj Yeshúa. No apaguéis al Espíritu. (1 Tesalonicenses 5:16-19)

Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca. (Hebreos 10:24-25)

La palabra de Mashíaj more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales. Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Yeshúa, dando gracias a Dios Padre por medio de él. (Colosenses 3:16-17)

Te invito a que coloques más textos, y que junto con los anteriores los grabes en tu corazón.

Espiritualmente, todo lo que hemos hablado se relaciona con la sefirá de – Netzaj – que implica eternidad. Para que consigas el – Olam HaNetzaj – el mundo de la eternidad, necesitas que tu trabajo espiritual sea “eterno”, es decir constante, sin detenerte un solo instante (Romanos 2:7).

Concluimos con más palabras de nuestros mayores deseando que Dios bendito, nos dé la fuerza para seguir avanzando para no experimentar tragedias como lo es una muerte espiritual, Dios nos libre, todo lo contrario, que seamos como Yosef.

Pero deseamos que cada uno de vosotros muestre la misma solicitud hasta el fin, para plena certeza de la esperanza, a fin de que no os hagáis perezosos, sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas. (Hebreos 6:11-12)

Qué así sea su voluntad.

Shabat shalom.

Dejar un comentario