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54Parashot_B-12

PARASHÁ VAYEJÍ

Por Isaac Bonilla Castellanos
Bereshit (Génesis) 47:28-50:26
Haftará: 1 Reyes 2:1-12

Resumen de la parasha: Jacob vive 147 años en total, disfrutando de 17 años al lado de Yosef en Egipto, antes de morir llama a Yosef y le hace jurar que lo enterrará en la cueva de Macpela junto a Abraham, Sara, Isaac, Rebeca y Lea. Yosef le jura que lo hará y luego lleva a sus dos hijos para que Jacob los bendiga antes de morir. Jacob no solamente los bendice sino que hace un acto de adopción de los dos niños, con el fin de darle una doble ración de tierra a Yosef, pues Rajel murió prematuramente y él quiere darle la mayor cantidad de tierra posible. Jacob bendice a los niños pero intercambia sus manos dando a Efraín la bendición del primogénito a pesar de la insistencia de Yosef. Jacob indica que en Israel se bendecirá diciendo: “Hagate Elohim como Efraín y Manasés”. Jacob pide a sus hijos que se acerquen para bendecirlos antes de morir y da una bendición a cada uno con respecto a los días venideros. Jacob muere y los egipcios le hacen luto. Yosef sube a enterrarlo acompañado de muchos egipcios. Los hermanos de Yosef se preocupan temiendo que ahora que Jacob murió, este tomará venganza. Yosef los tranquiliza hablando a su corazón y diciéndoles que él no está en lugar de Dios y que él lo encaminó todo para bien. Yosef muere a los 110 años y hace jurar a sus hermanos que llevarán sus huesos cuando Elohim los visite. 

Shiló – El titulo mesiánico por excelencia

En esta semana arribamos a la ultima parashá (porción) del libro de Bereshit (Génesis). Esta parashá marca el fin de la vida de Ya’akov y el inicio de la vida de los hijos de Israel antes de su esclavitud. Si hay algo muy importante en esta parashá, es la profecía que Jacob da a sus hijos antes de morir. Se nos dice que en estas profecías él revelaría: “lo que os ha de acontecer en los días venideros”.

Dichos oráculos de Jacob tienen suma importancia pues revelan aspectos que habrían de acontecer a las tribus de sus hijos en los días del porvenir. Un Midrash nos dice lo siguiente:

“A dos hombres se les reveló el fin; es decir a Ya’akov en Bereshit 49:1, “…Para decirte lo que te acaecerá en los últimos días” y a Daniel, `Y en este tiempo será librado tu pueblo… pero tú Daniel sella las palabras…” (Bereshit Rabá 98:3)

En esta ocasión hablaremos sobre la profecía dada a Yehudá, tribu de quien llegaría a ser el cetro de Israel y quien daría los reyes a Israel iniciando con el hombre conforme al corazón de Dios: David. En esta parashá, Jacob usa un título muy curioso que ha producido muchas interpretaciones sobre su significado: Nos referimos a Shiló, el titulo Mesiánico por excelencia en la Torá.

Leemos en la Torá:

“No será quitado el cetro de Judá, Ni el legislador de entre sus pies, hasta que venga Shiló; Y a él se congregarán los pueblos.”(Génesis 49:10)

¿A quién se refiere el titulo? ¿Qué significa Shiló? ¿Cuál es la importancia de este pasaje de la Torá para los creyentes en Yeshúa? ¿Qué podemos aprender de este título y su trascendencia?

La opinión judía casi universal, es que este título se refiere al Mesías. Muchas fuentes judías identifican a Shiló con el Mesías. Las razones son lógicas: Está relacionado con el cetro y el legislador por excelencia que vendrá de Judá, y además, los pueblos se congregarán ante él. Estas dos razones son suficientes para la identificación certera.

En el Talmud leemos: “El nombre del Mesías es Shiló, como está escrito: Hasta que venga Shiló [Génesis 98b]” (Sanedrín 98b). El Targum (paráfrasis aramea de la Torá) de Onkelos vierte el pasaje de la siguiente manera: “Hasta que venga el Mesías, de quien es el reino”.

El Midrash Tanjumá también identifica a Shiló con el Mesías junto con la gran mayoría de comentaristas judíos. Es pues indudable que Shiló es una referencia para describir a aquel hijo de David, raíz de Judá, a quien pertenece el imperio, el poder y a quien Hashem ungiría por rey de Israel y del mundo.

Ahora ¿Qué significa Shiló? Una gran cantidad de especulaciones se han dado en torno al significado de Shiló, sabemos que se refiere al rey Mesías, sin embargo no hay consenso en qué significa el título.

Por ejemplo, Rashí hace una comparación entre Génesis 49:10 y el Salmo 76:11 y explica que “Shiló” en realidad es una palabra compuesta por dos raíces: “shei” y “lo” que significa algo como “regalos para él”, esto es una referencia a los regalos que las naciones traerían al Mesías, tal como está escrito:

“Los reyes de Tarsis y de las costas traerán presentes; Los reyes de Sabá y de Seba ofrecerán dones.”(Salmo 72:10)

Un Midrash yemenita relaciona la palabra con “shalvá” que significa “tranquilidad” refiriéndose a la completa paz que habrá en el reino mesiánico, donde Israel gozará de reposo y las naciones andarán a la luz del Eterno, tal como se nos dice:

“Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará; el becerro y el león y la bestia doméstica andarán juntos, y un niño los pastoreará.” (Yeshayahu [Isaías] 11:6)

El Yalkut relaciona la palabra con la frase “don de Hashem”, otras fuentes traducen Shiló como “de quien es el derecho (al trono)”. Al tener “Shiló” una similitud con numerosas palabras o frases hebreas no se puede tener el 100% de certeza de lo que significa. Sin embargo, una cosa es segura: todas las identificaciones conllevan al Mesías.

El titulo es quizás el más explicito de toda la Torá con respecto al Mashíaj, su relación con la profecía mesiánica dada a Judá y el cetro, hacen de Shiló una referencia explícita sobre la esperanza del futuro rey de Israel que gobernaría a Israel y haría que las naciones se congregaran por él.

Ahora ¿qué importancia tiene para nosotros la profecía sobre Shiló? Podríamos hablar sobre diversas cosas en este tema, pero nos centraremos en una sola, una que considero una piedra angular y un testimonio sólido de la mesianidad de Yeshúa: La obediencia de los pueblos.

Así como los pueblos habían ido a Yosef para ser liberados de la muerte por hambre, Jacob promete que las naciones (en hebreo “amim”) se congregarán a la luz del Mesías y lo obedecerían. La obediencia de millones y millones de gentiles a lo largo de los tiempos, es una evidencia invaluable de la mesianidad de Yeshúa nuestro Mesías y Salvador.

El Midrash (Bereshit Rabá 99:8) relaciona la profecía de Shiló con lo escrito en Isaías 11 donde leemos:

“Acontecerá en aquel tiempo que la raíz de Isaí, la cual estará puesta por pendón a los pueblos, será buscada por las gentes; y su habitación será gloriosa.” (Isaías 11:10)

El profeta Isaías habla de este tema un poco más adelante también describiendo al Mesías como puesto por “pacto al pueblo y luz de las naciones” (Isaías 42:6). En el capítulo 42 de su libro dice:

“He aquí mi siervo, yo le sostendré; mi escogido, en quien mi alma tiene contentamiento; he puesto sobre él mi Espíritu; él traerá justicia a las naciones. No gritará, ni alzará su voz, ni la hará oír en las calles. No quebrará la caña cascada, ni apagará el pábilo que humeare; por medio de la verdad traerá justicia. No se cansará ni desmayará, hasta que establezca en la tierra justicia; y las costas esperarán su ley.” (42:1-4)

El Mesías, comenzaría todo un proceso y no descansará hasta que establezca en la tierra justicia, de él se nos dice: “las costas esperarán su Torá”.

Pensemos por un momento ¿Quién ha sido el judío que más gentiles ha atraído a la Biblia en toda la historia? ¿A qué judío las naciones reclaman como su Rey y legislador ético y moral? ¿Qué judío ha tenido la influencia mundial para que digamos que los pueblos lo obedecen? ¿Qué judío con sus palabras logró hacer un mundo más humano al transformar la vida de sus seguidores y acercarlos al Dios de Israel? Sólo hay un nombre para todas estas respuestas: Yeshúa el Mesías, el verdadero Shiló a quien personas de todas las naciones sirven, han servido y servirán.

Yitsjak Lichtenstein (no confundir con Yehiel Tsvi Lichtenstein, el “Even Zohar”), célebre rabino húngaro que reconoció a Yeshúa como Mesías en el siglo XIX y que se mantuvo siendo un judío observante de Torá, reflexionando sobre la influencia moral de Yeshúa en los cristianos, declaró a sus compatriotas judíos:

“Ya sea lo reconozcamos o no, nosotros estamos caminando en la luz que Yeshúa ha derramado sobre el mundo, y ahora disfrutamos de los frutos de su venida como salvador… ¿Por qué razón tanto ha sido hecho para el alivio de los pobres? ¿De dónde vienen las casas para los pobres y los ancianos, los orfanatos, los hospitales, las incontables instituciones para aliviar el dolor de los que sufren y para la sanidad de los enfermos, para el alivio de los miserables y abandonados? ¿No son todos estos elocuentes testigos del amor y amabilidad de los cristianos? ¿Dónde se originó? Nunca fueron conocidos en Grecia o Roma” (Entreating the Jewish People. Citado de “The everlasting Jew”, Jordan Levy y Daniel Lancaster, ffoz, 800-775-4807, www.ffoz.org, págs. 81-82. Traducción libre).

Rab. Lichtenstein está en lo correcto: lo reconozcamos o no, Yeshúa ha cambiado el mundo, con su ética, su ejemplo, sus palabras llenas de grandeza y sabiduría, su alto estándar de moral. Antes de Yeshúa el mundo era de una forma y después de él, su influencia nunca ha podido ser superada.

Cierto es que no todos sus seguidores viven de acuerdo a sus enseñanzas sino únicamente profesan creer en él; sin embargo, esto no quita su influencia en los que si son verdaderos seguidores de nuestro Mesías.

Es más que increíble poder presenciar que aquellas palabras que un modesto carpintero galileo pronunció hace 2000 años aún resuenan entre nosotros con poder: “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.” (Mateo 24:35)

La profecía de Jacob toma vida delante de nuestros ojos: Shiló, a quien pertenece el derecho de gobernar, a quien se le otorgaron y se le otorgarán presentes, el don de Dios para todo el mundo, quien traerá la paz mundial en su segunda manifestación, ha venido y vemos su más poderosa señal de influencia: Los pueblos se congregan a su luz.

Yeshúa ha logrado algo insuperable en el mundo no judío al hacer que los gentiles se acerquen más que nunca al Dios de Israel; incluso Maimonides no tuvo más que aceptar que: “Jesús de Nazaret ha pavimentado el camino para el Mesías”.

Todos nosotros, judíos y gentiles creyentes en él, somos los primeros frutos de esa profecía, somos un cumplimiento parcial de su increíble influencia ética, moral y espiritual, somos los seguidores del Rey de reyes y Señor de señores.

Las profecías tanto de Jacob como de Isaías tendrán un cumplimiento asombroso y total en la era mesiánica, cuando el Mesías venga a liberar a Israel de sus enemigos y a recompensar a aquellos que nunca renunciamos a ser sus seguidores, a los que fuimos lavados con su sangre y quienes le esperan todos los días y lo honran como el Salvador de sus vidas.

En esa época, Jerusalén será la cabeza de las naciones y los gentiles andarán a su luz tal como está escrito:

“Acontecerá en lo postrero de los tiempos, que será confirmado el monte de la casa de El Señor como cabeza de los montes, y será exaltado sobre los collados, y correrán a él todas las naciones. Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte de El Señor, a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sión saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de El Señor. Y juzgará entre las naciones, y reprenderá a muchos pueblos; y volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra.” (Yeshayahu [Isaías] 2:1-4)

“No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte; porque la tierra será llena del conocimiento de El Eterno, como las aguas cubren el mar.” (Yeshayahu [Isaías] 11:9)

“Y andarán las naciones a tu luz, y los reyes al resplandor de tu nacimiento. Alza tus ojos alrededor y mira, todos éstos se han juntado, vinieron a ti; tus hijos vendrán de lejos, y tus hijas serán llevadas en brazos. Entonces verás, y resplandecerás; se maravillará y ensanchará tu corazón, porque se haya vuelto a ti la multitud del mar, y las riquezas de las naciones hayan venido a ti.” (Yeshayahu [Isaías] 60:3-5)

Mientras eso sucede tenemos la misión de proclamar arrepentimiento y perdón de pecados en su Nombre a toda la humanidad para hacer que más personas puedan experimentar la regeneración de su alma y la dádiva de la vida Eterna. La vida nueva y en abundancia que Yeshua da no puede esconderse sino compartirse.

Uno de los ensayos que mejor resume la poderosa influencia y la vida que Yeshúa da a toda la humanidad, dice lo siguiente:

“Hace más de mil novecientos años, nació un hombre contrariamente a las leyes de la vida. Este hombre vivió en la pobreza y fue criado en la oscuridad. No hizo grandes viajes. Solamente en una ocasión cruzó el límite del país en el cual vivía; eso fue durante su exilio en la niñez. No poseía riquezas ni influencias. Sus parientes eran gente común, y no tuvo preparación ni educación formal. Durante la infancia provocó pánico a un rey; en la niñez dejó asombrados a los doctores; en su edad adulta rigió el curso de la naturaleza, caminó sobre las aguas como sobre el pavimento, y aquietó el embravecido mar. Sanó a las multitudes sin medicina y no cobró por sus servicios.

Nunca escribió un libro, y sin embargo todas las librerías del país no podrían dar cabida a los libros que se han escrito respecto de él. Nunca escribió una canción, y sin embargo él ha provisto tema para más canciones que todos los escritos de canciones juntos.

Nunca fundó un colegio, pero todas las escuelas reunidas no pueden jactarse de tener tantos estudiantes. Nunca dirigió un ejército, ni enroló un soldado, ni disparó un fusil; sin embargo, ningún líder ha tenido más voluntarios que, bajo sus órdenes, hayan hecho que más rebeldes amontonen sus armas y se rindan sin disparar un tiro.

Nunca practicó la psiquiatría, sin embargo, ha sanado más corazones quebrantados que todos los doctores, de cerca y de lejos… Los nombres de los orgullosos estadistas del pasado en Grecia y en Roma han venido y se han ido. Los nombres de los científicos, filósofos, y teólogos del pasado, han venido y se han ido; pero el nombre de este Hombre crece cada vez más. Aun cuando el tiempo ha derramado mil novecientos años entre la gente de esta generación y la escena de su crucifixión, sin embargo él todavía vive. Herodes no pudo destruirlo, y la tumba no pudo retenerlo”. (The incomparable Christ citado en “Evidencia que exige un veredicto”, Josh McDowell, Editorial vida, 1982, págs. 137-138)

Yeshúa es sin lugar a dudas, la más grande influencia moral, ética y espiritual que ha pisado el planeta tierra. Es un orgullo tenerlo como el Maestro y Señor de nuestras vidas y esperar cada día su pronta manifestación donde veremos el rostro del “más hermoso de los hijos de los hombres”.

¡Que sea prontamente y en nuestros días! ¡Maranata!

¡Jazak, Jazak Venitsjazek! – ¡fortalécete, fortalécete y seamos fortalecidos!

¡Shabat shalom!

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