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54Parashot_A-16

Parashat BeShalaj

Por Prof. José Alberto Fuentes.
Shemot (Éxodo) 13:17-17:16
Haftará: Shoftim (Jueces) 4:4-5:31

En esta ocasión veremos dos comentarios, el primero en referencia a una palabra que fue ampliamente discutida por los sabios, que nos ayudará a ver cómo piensa la mente hebrea y cómo funcionan los niveles de interpretación de la Torá. El segundo comentario será sobre un enfoque sobre a la partición del mar “Rojo” y en mérito de quién fue abierto, y sobre todo cómo está información puede influir de manera positiva en nosotros.

Comencemos con el primer comentario.

Los hijos de Israel salieron de la tierra de Egipto armados (Éxodo 13:18. Énfasis añadido)

En hebreo la palabra que comúnmente se traduce como armados es jamushim.

Nota: Para consultar sobre los niveles de interpretación de la Torá (PARDES) ver comentario de la parashat Lej Lejá.

Veamos el peshat según Rashí:

Jamushim siempre significa armados. Debido a que Dios hizo que el pueblo viajara por el desierto, eso significa que necesitaban llevar con ellos armas. Porque las personas que viajan por lugares habitados saben que allí podrán adquirir todo lo que necesiten, pero quien viaja por el desierto tiene que prepararse de antemano con todo lo que pueda llegar a necesitar. Este versículo fue escrito solamente para explicar la historia, para que no nos sorprendamos del hecho de que el pueblo tuviera armas en las guerras contra Amalek, Sijón y Og y Midián, cuando lucharon con espadas. De manera similar (la palabra jamushim significa “armados” cuando) dice (Yehoshúa 1:14), “se adelantarán jamushim.” Y Onkelos también lo traduce como “mezarzin– armados,” al traducir (Génesis 14:14) “Él armó a sus estudiantes” (Esto prueba que la palabra mezarzin aquí para Onkelos significa “armados”).

El Rambán (Najmánides) también da su opinión en peshat, explicando por qué el pueblo judío sintió que era necesario salir armados:

La razón por la cual “los hijos de Israel partieron de Egipto armados” es para enseñarnos que a pesar de que Dios los guiaba por el desierto, ellos temieron que los filisteos, quienes vivían en las ciudades vecinas, pudieran atacarlos. Y por eso se armaron tal como un pueblo que sale a la guerra. Algunos explican que el versículo nos está enseñando que salieron de Egipto de manera triunfante y considerándose a sí mismos redimidos (por lo tanto, el hecho de llevar armas es una manifestación de victoria), y no partieron como esclavos que se están escapando.

Con estos magistrales comentarios, también aprendemos la importancia de ser activos en la vida y en los planes del Eterno, por mucho que confiemos en Dios y Él se manifieste de manera muy abierta en cada aspecto de nuestras vidas, debemos hacer nuestra parte por mínima que ésta sea, ya que el mundo en el que vivimos requiere de acciones físicas concretas.

A pesar de que la traducción literal de la palabra jamushim es “armados”, los comentaristas también traen explicaciones en el nivel de remez. Esto porque la palabra jamushim tiene relación con la palabra jamesh, cinco, lo que lleva a una interpretación completamente diferente.

Es interesante que Rashi, que ya vimos en el peshat, ahora brinca a otro enfoque basado en la Mejiltá. Él menciona lo siguiente:

Otra explicación (del Midrash Mejiltá) es que una quinta parte de los judíos salió de Egipto; cuatro quintos murieron durante los tres días de la plaga de oscuridad.

¿Por qué provocó la plaga de la oscuridad? Dado que en esa generación había personas malvadas que no deseaban salir de Egipto, ellas murieron durante los tres días de la plaga de la oscuridad para que los egipcios no vieran su caída y pensaran que los judíos también se veían afectados por la plaga al igual que ellos.

Es decir, uno de cada cinco (jamesh) israelitas salió de Egipto, los demás se asimilaron y no deseaban salir de Egipto. Por lo tanto, como dice Rashí, en nombre del Midrash murieron en la plaga de la oscuridad.

Es interesante cómo el Targum Yonatán ben Uziel tiene su interpretación de corte drash basado también en el número cinco:

                       Cada persona que partió de Egipto tenía cinco hijos.

Por su parte, el Targum Yerushalmi dice de la palabra jamushim:

                         El pueblo judío partió de Egipto armado con buenos actos.

¿Cómo es posible que tantas explicaciones diferentes sean verdaderas? ¿Con cuál de todas nos quedamos? ¿Acaso hay contradicción entre los sabios?

Hay que decir orgullosamente por la erudición presentada de los sabios de Israel, que este versículo provee un maravilloso ejemplo de la manera en la cual diferentes interpretaciones, cada una de ellas con otra faceta de la verdad, se complementan y se unen mutuamente para brindarnos una imagen más clara de lo que verdaderamente ocurrió.

Rav Yosef Salant, nos muestra la escena completa de manera magistral, resolviendo toda aparente contradicción.

La explicación del Targum Yonatán ben Uziel antes citado llama mucho la atención al afirmar que cada miembro del pueblo judío partió de Egipto con cinco hijos.

También requiere una explicación el Targum Yerushalmi antes citado, que afirma que el pueblo judío partió de Egipto armado con buenos actos. ¿Qué buenos actos habían realizado inmediatamente antes de salir de Egipto? Porque el día anterior, el catorce de nisán, el profeta Ezequiel (16:7) describió a los judíos de manera metafórica como “están desnudos y descubiertos”; implicando que no se dedicaban a ninguna mitsvá como para tener el mérito de ser redimidos, y por lo tanto Dios les dio las dos mitsvot del sacrificio de pesaj y de la circuncisión.

No obstante, podemos responder a estas preguntas a través de la Mejiltá antes citada en Rashí, la cual dice que “salieron de Egipto jumashim – uno de cada cinco – es decir, que cuatro quintos del pueblo judío murieron durante la plaga de la oscuridad”; porque había en esa generación personas malvadas que no deseaban salir de Egipto y en consecuencia murieron.

¿Quiénes fueron los que murieron? Aparentemente deberían haber sido los adultos malvados quienes fueron castigados y sus hijos deberían haber sobrevivido, porque ¿qué podían haber hecho esos niños y bebés para merecer la muerte? En consecuencia, cuatro quintos de los niños judíos quedaron huérfanos.

Si es así, estos huérfanos se convirtieron en la responsabilidad del quinto restante del pueblo judío que partió de Egipto, quienes los adoptaron y los cuidaron. En otras palabras, cada familia partió con sus propios hijos más los hijos huérfanos de otras cuatro familias. De esta manera vemos que cada pareja partió con “cinco hijos”, refiriéndose a los hijos correspondientes a cinco familias. 

Ésta es la intención de la Torá (al usar el término jamushim), hacer público la rectitud y la bondad de los judíos que adoptaron a los hijos de aquellos judíos que murieron en Egipto. 

Ésta es también la intención del Targum Yerushalmi al decir que el pueblo judío partió armado de buenos actos: cada familia adoptó los hijos de otras cuatro familias antes de partir hacia el gran y terrible desierto.

Vemos ahora que los diversos Midrashim tienen relación entre ellos.

 (Beer Yosef, Shemot 13:18)

Pero eso no es todo, hasta el momento no hemos visto el sod de ese versículo.

El Zohar enseña que la frase “Los hijos de Israel salieron de Egipto jamushim” significa que partieron cincuenta veces. Esto implica que salieron de los cincuenta niveles de impureza espiritual, y cada vez que salían de un nivel de impureza espiritual, eso se consideraba como “salir de Egipto”. Y cada uno de los (cincuenta) días que viajaron por el desierto hasta llegar a recibir la Torá fue parte del éxodo de Egipto, porque en cada uno de esos días se fue quitando un nivel de impureza de Egipto hasta llegar al Monte Sinaí a recibir la Torá, cuando estuvieron total y completamente liberados de la esclavitud de Egipto. 

Tal como lo explica el Gaón de Vilna, en el momento en el cual los judíos oyeron el Primer Mandamiento: “Yo soy el Eterno, tu Dios, Quien te sacó de la Tierra de Egipto”, el pueblo judío finalizó su éxodo de las impurezas espirituales de Egipto. El hecho de recibir la Torá en el monte Sinaí constituye el certificado de libertad de los judíos, porque en ese momento se cortó definitivamente la conexión del pueblo judío con los egipcios. Y entre los hijos de Israel no quedó ni siquiera la huella más pequeña de la impureza espiritual de los egipcios.

(Or Guedaliahu, Parashat Beshalaj, pág. 64)

Es interesante mencionar que el Tikunei Zohar señala que la frase “salir de Egipto” se menciona cincuenta veces en el Jumash (Pentateuco) (Rav Reuben Kamenetsky).

Todo el tema de los niveles de impureza y los niveles de pureza, es el trabajo espiritual que se lleva a cabo cada año en la cuenta del omer.

Habiendo visto estos comentarios, nos queda más que claro cómo funciona la mentalidad hebrea cada vez que se estudia la Torá. Yo soy de la idea de no ver contradicciones en las diferentes interpretaciones que los sabios dan. Creo que nuestro deber, antes de descartar cualquier comentario, es indagar profundamente en el tema, y también me parece muy importante tener todo el abanico de interpretaciones que pueden ser usadas dependiendo la necesidad del momento y/o circunstancia.

Alguna vez escuche que, cada vez que estudiamos la Torá, el cielo debe revelarnos algo que antes no habíamos percibido en el texto sagrado. Por lo tanto, cada vez que estudiemos pidamos al Eterno que nos dé la sabiduría que ha dado a los sabios de Israel, para deleitarnos en su Palabra y que se cumpla en nosotros el versículo que dice: “La Torá de Hashem es perfecta, restaura el alma”.

Pasando al segundo comentario. Para todos, la escena de la partición del mar es algo impresionante. Pienso que es uno de los episodios que más llaman la atención del texto bíblico. Recuerdo que cuando era niño la emoción que producía en mí este suceso y la serie de preguntas sobre cómo fue posible semejante cosa.

Ya conocimos un poco la mentalidad rabínica y, por lo tanto, entendemos que ellos no se detienen a ver sólo la parte extraordinaria y milagrosa del evento, como lo hace un niño – por supuesto es algo digno de mencionarse y alabar al Eterno por ello – pero los sabios cuestionan otras cosas, preguntan: ¿qué es lo que permitió que las aguas se partieran? un mérito entre el pueblo debió existir para ello.

Hay un comentario que me llamó la atención, que dice que por el mérito de Yosef se abrió el mar para que los hijos de Israel pudieran pasar en seco. Sabido es que no se hace referencia a Yosef en el texto bíblico como para decir que por él se partió el mar. Sin embargo, el Midrash menciona que el mar se partió al ver el “ataúd” con los restos de Yosef. Aunque esto parezca increíble, lo que sí es un hecho es que los restos de Yoséf cruzaron el mar.

Vemos en el libro de Bereshit (Génesis) cómo Yosef pide que cuando los hijos de Israel sean visitados por parte del Eterno – y él ya esté muerto – se lleven sus huesos de Egipto (Génesis 50:25-26). Es por eso que Moshé rabenu personalmente toma la encomienda de sacar los restos de Yosef de la tierra de Egipto, como está escrito:

Tomó también consigo Moisés los huesos de Yosef, el cual había juramentado a los hijos de Israel, diciendo: Dios ciertamente os visitará, y haréis subir mis huesos de aquí con vosotros. (Éxodo 13:19)

¿Pueden los restos de un hombre justo hacer un milagro en el plano físico como para que los sabios den esta interpretación?

La verdad es que no debería sorprendernos. Por ejemplo, tenemos un caso en el que los huesos del profeta Eliseo resucitan a un muerto.

Y murió Elishá, y lo sepultaron. Entrado el año, vinieron bandas armadas de moabitas a la tierra. Y aconteció que al sepultar unos a un hombre, súbitamente vieron una banda armada, y arrojaron el cadáver en el sepulcro de Elishá; y cuando llegó a tocar el muerto los huesos de Elishá, revivió y se levantó sobre sus pies. (2 Reyes 13:20-21)

No entraremos en detalles, pero el comentario del Midrash no es tan descabellado en cuanto al mérito de Yosef para abrir el mar. De hecho, podríamos preguntarnos: ¿Qué es más fácil, resucitar a un muerto o partir el mar?… 

Es importante hacer una aclaración cuando hablamos de midrashim. Cada vez que los leemos o estudiemos, hay que tener en cuenta que, en su gran mayoría son cuentos “montados” sobre una historia o texto bíblico para darnos un mensaje profundo más allá de su literalidad. Es por eso que algunos suenan como historias de ciencia ficción. Sin embargo, la idea no es quedarse con el relato tal cual, como muchos equivocadamente hacen, sino encontrar el mensaje espiritual que hay en el Midrash. Si eres maestro en una comunidad y usas el Midrash para enseñar, te aconsejo que primero estudies a fondo qué quisieron enseñar los sabios, y no lo enseñes a tus alumnos a manera de sucesos literales.

El Rambán dijo que el que cree en las historias del Midrash es un tonto, pero quien las niega es un hereje, ya que el Todopoderoso sin duda puede obrar cualquier cosa por muy fantástica e increíble que suene.

¿Entonces cuál es el mensaje de este Midrash? ¿Por qué los restos de Yosef particularmente hacen que el mar se abra?

No son importantes en sí los restos de este gran personaje, sino la persona que dejó una huella de santidad en la vida. Hay algo muy particular en Yosef, en el judaísmo él es llamado justo, tsadik, por el suceso con la esposa de Portifar, cuando ésta quiso seducirle para tener relaciones sexuales con ella. Naturalmente la inclinación de un ser humano es satisfacer sus deseos sexuales. Yosef, estando solo en Egipto, pudo transgredir sin que nadie lo viera, pero no lo hizo. Él mantuvo su brit milá (pacto de la circuncisión) intacto.

La gran mayoría de las veces nosotros actuamos según nuestra naturaleza, y para muchos es muy entendible. Sin embargo, al actuar siempre en base a nuestros instintos naturales, cometemos un sin número de transgresiones, siendo la más común el tema de la inmoralidad sexual. El mensaje que nos da la Torá a través del Midrash, es que rompas con tu naturaleza como lo hizo Yosef. Por eso, cuando el mar – que por naturaleza no se parte para dejar pasar a un grupo de individuos – se abrió al “ver” los restos de Yosef, es decir, el mar rompió su naturaleza y se modificó de manera que lo percibimos como un milagro. Es como si el mar dijera cuando vio a Yosef: Si Yosef rompió con su naturaleza, yo ¿por qué no lo haré?

Cabe mencionar que los sabios ven que esto también está insinuado al comienzo del texto del cantico de Moshé, cántico que expresa alabanza al Eterno por haber partido el mar, como está escrito:

Entonces cantó Moisés y los hijos de Israel este cántico a Hashem, y dijeron: Cantaré yo a Hashem, porque se ha magnificado grandemente; Ha echado en el mar al caballo y al jinete. (Éxodo 15:1. Énfasis añadido)

Justamente la insinuación se encuentra en la palabra “Entonces”, en hebreo “az” cuyo valor numérico es de ocho. El número ocho es considerado un número sobrenatural, “que rompe con la naturaleza”. Esto es claro cuando vemos que la Torá habla de siete días de la creación, de tal manera que si contáramos un octavo día estaríamos entrando en el terreno de lo sobrenatural. Además, tenemos el tema del pacto de la circuncisión que debe realizarse al octavo día. Cuando al niño se le circuncida éste rompe con su naturaleza, que es el miembro con prepucio. La circuncisión evidentemente tiene que ver con el aparato reproductor masculino, que también es símbolo de Yosef.

Escribió un discípulo de rabenu:

No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias; ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia. Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley (naturaleza), sino bajo la gracia (sobrenatural). (Romanos 6:12-14. Énfasis añadido)

Así las cosas, cada vez que nosotros vencemos nuestros instintos, rompiendo nuestra naturaleza pecaminosa, llevándolos hacia la santidad, somos merecedores de ver milagros de la magnitud del partimiento de las aguas del mar “rojo”.

Shabat shalom

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