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54Parashot_A-40

Parashat Balac

Por Prof. José Alberto Fuentes
Bamidbar (Números) 22:2-25:9
Haftará: Mijá (Miqueas) 5:6-6:8

Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Mashíaj Yeshúa. (1 Tesalonicenses 5:18)

Una de las acciones más importantes que deben distinguir al pueblo judío es el agradecimiento a Dios. Esto es tan cierto que lo primero que debe decir un judío al despertarse es: “Te agradezco…”  También hay que decir, que el mismo título de judío tiene su raíz en la palabra agradecer.

Esta parashá nos da una enseñanza sobre el agradecimiento. Comenzamos diciendo que hay niveles de gratitud.

El nivel básico es, cuando el hombre está acostumbrado a agradecer por las cosas que son evidentes, aquellas acciones que lo benefician a todas luces. Ese es el nivel más bajo de gratitud. Ejemplo de ello podría ser por un milagro muy grande, como la partición del mar “rojo”, o sea que cuando Dios abra para ti un mar entonces le agradecerás. O cuando alguien está ciego de nacimiento y de repente un profeta lo sana, seguro es un momento para agradecer al Eterno por la sanidad, y así podemos poner ejemplos desde los más sorprendentes hasta los menos, aún en el mundo secular, como cuando te invitan una bebida o algún alimento etc.

Así que, el nivel de cosas visibles que obviamente se tienen que agradecer es el nivel más bajo y aunque es importante, está muy por encima de lo que se espera de un verdadero Yehudí.

El segundo nivel en la escala espiritual, es cuando aún por lo malo que nos sucede le agradecemos a Dios. Esto sí que es complicado. Es por eso que estamos hablando de un nivel muy elevado de gratitud.

Y dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Hashem dio, y Hashem. Quitó; sea el nombre de Hashem bendito. (Job 1:21)

Y él le dijo: Como suele hablar cualquiera de las mujeres fatuas, has hablado. ¿Qué? ¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos? En todo esto no pecó Job con sus labios. (Ibíd. 2:10)

Gracias a este nivel, en el judaísmo existen frases como Gam zu letová – Esto también es para bien – y también escritos que se enfocan en este tema, aquí hay dos textos.

Porque en verdad, si todos hubieran obedecido a los verdaderos tsadikim, siguiendo el camino de creer siempre en HaShem, que todo es para bien, y dando siempre alabanza y agradecimiento a Él, tanto en lo bueno como en lo aparentemente malo, ¡entonces seguramente se hubieran anulado completamente todas las adversidades y todos los exilios, y ya habría llegado la redención completa! (Likutey Halajot, Leyes de Periká y Teiná 4):

“Porque la finalidad es completamente buena, e incluso todas las adversidades, los sufrimientos y las penurias que pasan por encima del hombre, si él prestara atención a la finalidad, sin ninguna duda vería que no son para nada malos, sino grandes bondades. Porque ciertamente todos los sufrimientos vienen intencionalmente de HaShem para su propio bien, ya sea para recordarle que debe arrepentirse, o para limpiar sus pecados. Por lo tanto, los sufrimientos son enormes bondades, porque la intención de HaShem es solamente para bien. Resulta que, si en todo el ‘mal’ y en los sufrimientos que tiene el hombre, prestara atención al objetivo final, es decir a la intención misma de HaShem, no tendría entonces ningún sufrimiento sino al contrario – se llenaría de alegría debido a la grandeza del bien que vería en la finalidad de esos sufrimientos. Porque en la finalidad todo es absolutamente bueno, todo es uno, pues en verdad no existe ningún mal en el mundo, sino que todo es bueno” (Likutey Moharán I, 65)

Por lo tanto, aprendemos en base a la Escritura y los sabios que hay que agradecer tanto por lo bueno como por lo “malo” que acontece en nuestras vidas. Este es el segundo nivel, un nivel muy elevado. Sin embargo, sigue siendo algo evidente, algo que es notorio en nuestras vidas, es por eso que hay un nivel superior, aunque no lo creamos que justamente lo aprendemos en esta parashá.

Nos cuenta la Torá que Balac planeaba la destrucción del pueblo de Israel. Por lo tanto, contactó o contrató a un hombre espiritualmente muy poderoso, que fue comparado por los sabios con Moshé Rabenu – sólo que del lado de la impureza – con la intención de maldecir al pueblo para que este quedara desprotegido y pudiera ser fácilmente derrotado por Balac.

Ven pues, ahora, te ruego, maldíceme este pueblo, porque es más fuerte que yo; quizá yo pueda herirlo y echarlo de la tierra; pues yo sé que el que tú bendigas será bendito, y el que tú maldigas será maldito. (Números 22:6)

Dimensionemos las cosas, Balac era un tipo sumamente poderoso, en la parte física, un ejército lo acompañaba. Por el lado espiritual – enseña el Midrash – que era un brujo muy poderoso. Ahora, suma la fuerza negativa de Bilám, que según el Midrash él había aconsejado a Faraón matar a los niños hebreos, entre otras calamidades.

Veamos qué dicen los textos judíos de estos dos malvados.

Bilám era un rashá además de sus actividades ocultas y de hechicería, entre otras maldades, este hombre estableció antros de juego, es decir, sitios ocultos donde las personas se dedicaban a los juegos de azar. De igual forma es la primera persona que se conozca, que estableció los primeros prostíbulos en la antigüedad. Además, nos relata el Midrash Rabá y parte del Tanjumá, que Bilám practicaba – entre otras abominaciones – la zoofilia ya que se allegaba a su asna cuando caía la noche. (Tikunei Zohar Bamidbar Rabá 21,14)

El rey Balac tampoco escapaba a un conspicuo “currículum vitae”. Fue un hombre poderoso en cuanto a la magia se refiere. Fue el más grande mago en medio de los moabitas, quienes – como sabemos – fueron descendientes de Abraham. Balac conocía, por medio de su magia, los sitios específicos en los cuales un mago podía proferir un decreto para que se cumpliera en la realidad. Conocía entonces esos sitios de poder que pocos conocían. Bilám, por su parte, si bien es cierto que no conocía de esos sitios, sí conocía a cabalidad LAS PALABRAS que se debían emplear para hacer efectivo un hechizo, razón entonces de más, para que Balac lo requiriera porque conocía sus poderes. (Sifri 8)

Pero volvamos unos instantes a Balac. Este rey recién nombrado era un adversario de cuidado – quizás no de temer por sus cualidades de estadista o su gran inteligencia – sino por el manejo que hacía de las fuerzas de tumá, es decir de impureza. Si bien es cierto que Bilám las manejaba mejor que él, no se le podía considerar pasible de desprecio. El Midrash nos relata concretamente acerca de algunos de los poderes que tenía este rashá. Balac conocía el arte de la creación de aves para que le revelaran secretos. Dando forma con oro, plata y cobre, lograba moldear el cuerpo de un pájaro el cual unía a precisas horas del día hasta darle una forma completa. Formado el ave, le ponían en su boca una lengua proveniente de un pájaro vivo y la figura ya completa la ponía en la ventana por siete días para que recibiera el sol durante el día y la luna durante la noche. Al cabo de los siete días, dicha lengua empezaba a hacer ruido en señal de que el hechizo estaba funcionando y acto seguido el mago – o Balac en este caso – le atravesaban la lengua con una aguja de oro y era así como ya dicho ídolo empezaba a hablar y a predecir el futuro. En esto el rey Balac era todo un experto. Basta con ver detalladamente su mismo nombre: “Balac ben Tsipor” “Balac quien podía adivinar el futuro por medio de un pájaro mágico”. Como vemos, los poderes que ostentaba este rashá no eran para despreciar. Sin embargo, no contento con ellos, buscó a otro rashá para perjudicar al pueblo de HaShem equivocándose en que él creyó que el pueblo de Israel era un pueblo como los demás que fácilmente se podía derrotar. ¡Craso error!

Bilám sabía entonces el momento preciso y las palabras correctas para que una maldición fuese efectiva. Balac no sabía esto, pero sí conocía el sitio exacto en donde estas cosas se podían hacer para que también fuesen efectivas. De manera jocosa y recordando series de la tele de hace ya muchos años y que les traerá recuerdos a algunos, los llamaré “el dúo dinámico”. (Fuente, judaísmo virtual)

Una vez teniendo en cuanta esto, la Torá nos está anunciando que no sólo un ejército bien armado quiere acabar con Israel, sino que un poderoso ejército espiritual de proporciones gigantescas se estaba juntando para exterminarlos.

Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. (Efesios 6:12)

Pero conocemos la historia, sabemos que todo ese plan terrorífico fue cancelado. Las maldiciones fueron transformadas en las más grandes bendiciones que el pueblo de Israel pudiera recibir. Vemos la protección del Eterno de manera increíble, como frustra los deseos y planes de los malvados.

Es aquí donde se nos enseña el nivel más elevado de gratitud que debemos tener. Nosotros leemos la Torá y por eso conocemos la historia, pero el pueblo de Israel ni siquiera se enteró de que esto estaba pasando. Se enteraron posteriormente. No sabían que se estaba gestando un plan para exterminarlos. No veían los grandes milagros y bendiciones que estaban recibiendo.

La enseñanza es que debemos agradecer por lo que ni siquiera nos enteramos, agradecer por lo que no vemos, darnos cuenta que estamos rodeados de milagros invisibles.

Sabemos que hay países que odian a Israel – por ejemplo – y que planean día y noche para exterminarlos. Pero muy seguramente muchos de esos planes se han venido abajo sin que Israel se entere, y así también pasa con cada uno de nosotros.

Bendito sea el Eterno, gracias padre por todo lo que haces a nuestro favor aún sin saberlo. Seguramente llegaremos hasta la sepultura sin saber todo lo que hiciste por nosotros. Pero hoy te damos gracias, muchas gracias por ello, exaltado seas, Padre misericordioso.

Y aun sí nuestras bocas se llenarán de himnos como el mar, nuestras lenguas de cantos jubilosos como la multitud de sus olas, nuestros labios de alabanzas como la extensión del firmamento; aun sí nuestros ojos brillasen como el sol y la luna, nuestras manos se extendiesen como las águilas de los cielos y nuestros pies fuesen tan veloces como los siervos, aun así no te agradeceríamos lo suficiente, oh Eterno, Dios nuestro, ni podríamos bendecir tu Nombre, Rey nuestro, ni por una de los millares de miríadas de miles y de la multitud de miríadas de diez miles de favores, milagros y portentos  que Tú has hecho por nosotros y nuestro padres. (Sidur Birkat Shelomó)

Shabat shalom

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