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54Parashot_B-54

PARASHÁ VEZOT HABERAJÁ

Por Isaac Bonilla Castellanos
Devarim (Deuteronomio) 33:1-34:10
Haftara: Yehoshua (Josué) 1:1-18

“Un profeta como Moshé”.

La última parasha del ciclo de la Torá contiene las bendiciones finales que Moshé dio a los hijos de Israel y el relato de su muerte. Moshé tiernamente expresa una bendición a las tribus antes de morir emulando a los patriarcas, quienes profirieron bendiciones a sus hijos antes de morir. Los rabinos extrajeron la costumbre de bendecir a sus discípulos cuando sentían que la muerte estaba cerca. Por ejemplo, los discípulos de Yojanán Ben Zakai fueron en busca de una bendición antes de su muerte (Berajot 28b).

Uno de los pasajes más famosos de esta parashá es precisamente Devarim [Deuteronomio] 34:10-12 que marca el final de la Torá de Moshé. Ahí se nos dice:

“Y nunca más se levantó profeta en Israel como Moisés, a quien haya conocido El Eterno cara a cara; nadie como él en todas las señales y prodigios que El Eterno le envió a hacer en tierra de Egipto, a Faraón y a todos sus siervos y a toda su tierra, y en el gran poder y en los hechos grandiosos y terribles que Moisés hizo a la vista de todo Israel.” (Devarim [Deuteronomio] 34:10-12)

Estos versos han sido muy comentados a lo largo de la historia judía. En ellos claramente se enseña la supremacía de Moshé por sobre los demás profetas; a Moshé habló cara a cara mientras que a los demás les comunicaba su voluntad por visión o por sueño, tal como está escrito:

“Y él les dijo: Oíd ahora mis palabras. Cuando haya entre vosotros profeta del Eterno, le apareceré en visión, en sueños hablaré con él. No así a mi siervo Moisés, que es fiel en toda mi casa.” (Bamidbar [Números] 12:6-7).

Hashem dio una revelación especial a Moshé, con él hablaba sin alegorías, sin visiones, sin sueños; El Eterno hablaba con Moshé como un hombre habla con su amigo, una voz salía de encima del propiciatorio hablándole a Moshé e instruyéndole como proceder en cada caso. La frase: “Y habló el Eterno a Moshé diciendo” es repetida muchísimas veces en la Torá. Profetas como Jeremías y Ezequiel tenían que esperar muchos días para recibir palabra del Eterno, en forma de visión o sueño; no así con Moshé quien recibía una respuesta pronta, clara y personalizada.

Es por eso que la Torá es el fundamento de la revelación, la Torá es la voluntad del Eterno claramente expresada y es por eso que el pueblo judío ha invertido 3500 años estudiándola año con año, sin finalizar los nuevos descubrimientos, alusiones, profecías, palabras de aliento que la Torá tiene para todos los hombres, en todos los tiempos. ¡Cuán grande es la ley del Eterno!

El salmista lo expresó bien cuando dijo:

“La ley del Eterno es perfecta, que convierte el alma; El testimonio del Eterno es fiel, que hace sabio al sencillo. Los mandamientos dl Eterno son rectos, que alegran el corazón; El precepto del Eterno es puro, que alumbra los ojos.” (Salmos 19:7-8).

A parte de que la forma de revelación fue más grande; también se dice que Moshé es superior a los demás profetas en otro sentido: los milagros y señales que Moshé ejecutó a los ojos de todo Israel no han sido repetidos por nadie más. Muchos profetas hicieron milagros, pero no tan portentosos como los realizados por Moshé y menos a una escala nacional.

Todo el pueblo contempló la abertura del Mar de Juncos (Mar Rojo), todo el pueblo contempló la dádiva del maná, todo el pueblo contempló al monte Sinai ardiendo y la voz del Eterno viniendo de en medio del fuego. Por medio de Moshé o en la vida de Moshé, el Eterno hizo los milagros más portentosos vistos por la nación entera. Por medio de Moshé, el Eterno daría la revelación nacional de la Torá para que le creyeran para siempre, es por ello que es la base de la revelación y de la Biblia.

Esto llevó a Maimónides a decir que no ha habido profeta mayor que Moshé… ni lo habrá. Él dijo esto y lo incluyó en los 13 principios de la fe judía. Sin embargo, rabinos y literatura judía tienen una divergencia de opinión con el Rambam en este punto; para muchos habrá un profeta como Moshé y más grande que Moshé: el Rey Mesías.

Por ejemplo, el Midrash Yalkut Shemoni hace una explicación homilética de la grandeza del Mesías; leemos en Isaías 52:13 que el Mesías sería “engrandecido y exaltado, y será puesto muy en alto”. ¿Qué tan engrandecido? ¿Qué tan exaltado? ¿Qué tan alto sería puesto? El Midrash toma las palabras que el profeta Isaías usa (“rum”, “nasá”, “gavá”) y las compara con palabras similares de la Escritura y hacen una conexión, ahí leemos:

“El Rey Mesías es más grande que los patriarcas, como está dicho [en Isaías 52:13], ‘Mi siervo será engrandecido, exaltado y puesto muy en alto’. Más alto que Abraham, que dice [en Génesis 14:22], ‘He alzado mi mano altamente a HaShem’ El Rey Mesías es elevado sobre Moshé de quien se ha dicho [en Números 11:12], ‘llévalo en tu seno’. El Rey Mesías es más exaltado que los ángeles ministeriales, de quienes se dice [en Ezequiel 1:18], ‘Y sus aros eran altos y asombrosos’. ¿Y de dónde viene? De David” (Yalkut Shemoni II 571).

El Midrash dice que el Mesías será más grande que Abraham, más grande que Moshé, y no solamente eso ¡Más exaltado que los ángeles ministeriales! El escritor de hebreos se expresa de Yeshúa el Mesías en términos similares. Leemos en los primeros capítulos de Hebreos, que el hijo del Eterno es más grande que los ángeles (Hebreos 1:1-2:10), y más grande que Moshé mismo (3:1-6). El Midrash Yalkut Shemoni dice exactamente eso proveyendo un valioso paralelo con los Escritos Apostólicos.

No solamente el Midrash dice esto, sino que también Yitsjak Abarbanel comentando la frase “altamente exaltado” explica que el Mesías sería más grande que Abraham y que Moshé. Es más, uno de los rabinos más grandes de nuestra generación, el Lubavitcher Rebe escribió lo siguiente:

“Las palabras ‘He aquí mi siervo prosperará, será exaltado y puesto muy en alto’ se refieren al Mesías, la escritura menciona 5 atributos del Mesías; prosperará (yaskil), exaltado (yarum), levantado (nisá), elevado (gavá), grandemente (meod) porque el Mesías es de arriba y es más grande que los tres padres (Avraham, Yitsjak, Yaakov), Moshé y Adam Kadmón, Moshé es el primer redentor, pero el Rey Mesías es más grande” (Torat HaMenajem, Hitvadhut, 272-273).

El verso de Devarim 34:10 entonces significa que, hasta el tiempo de su escritura, no había otro profeta más grande que Moshé, en ningún lugar se dice que nunca lo habrá en el futuro. Podemos decir que el Mesías es el profeta como Moshé, y el profeta más grande que Moshé.

Como discípulos de Yeshúa nuestro Maestro, sabemos que su naturaleza sin pecado, ser la palabra del Eterno hecha hombre y la plenitud del Espíritu del Eterno que moraba y mora en él, lo hacen el profeta más grande que Moshé. En él hemos encontrado al segundo Redentor, que vino cumpliendo el mismo patrón de redención que Moshé, siendo el profeta como Moshé, pero también siendo más grande que Moshé.

Debemos sentirnos llenos de gozos por terminar un ciclo más de estudio de la Torá, la palabra revelada del Eterno para el mundo, su voluntad convertida en libro, una expansión de su esencia, que llena nuestra alma, día a día, noche tras noche, mes a mes, año con año. Sintámonos aún más regocijados sabiendo que nuestro nombre está escrito en el libro de la vida del Cordero por medio de Su sangre. Él es nuestro Redentor y Maestro, Yeshúa nuestro Mesías.

       שבת  שלום

¡Shabat shalom!

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