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54Parashot_A-03

Parashat Lej lejá

Bereshit (Génesis) 12:1-17:27
Haftará: Yeshayahu (Isaías) 40:27-41:16
Por prof. José Alberto Fuentes.

En esta ocasión con la ayuda de Dios estudiaremos de manera profunda, quitaremos las vestimentas que cubren el mensaje de la parashá, en otras palabras saldremos de lo literal para mirar más allá de lo que aparenta ser una historia más de las Escrituras.

Pero antes de entrar a comentar algunos versículos es necesario dar un breve  contexto de los niveles de interpretación de la Torá.

Preguntemos primero, ¿Qué es la Torá?

Recibí de un maestro…

Que en un nivel básico, la Torá viene a relatarnos la historia de los antepasados del pueblo de Israel, por ejemplo el “cuento” de Adam y Javá, la historia de Avraham, Yitsjak y Yaacov, la esclavitud y el éxodo de Egipto, etc. También nos enseña sobre los actos que debemos realizar para cumplir  la voluntad del Creador y agradarle, esto a través de las ordenanzas y leyes codificadas a lo largo de la Torá, sean universales o exclusivas para el pueblo judío. Y también nos enseña cuáles son las midot (atributos morales y actitudes) que todo el pueblo de Israel debe mostrar en el momento de servir al Creador.

Así pues tenemos lo siguiente: 

  • Cuentos, historias
  • Mitsvot
  • Midot

Pero…  ¿Eso es todo? 

No, la Torá es un concepto más ámplio, dicen los sabios:

Busca (en la Torá) y continúa buscando, porque todo está en ella. (Avot 5:21)

¿Cómo es posible que en la Torá esté todo? Hemos mencionado en términos generales que  en ella encontramos historias, leyes y actitudes morales, pero en ella no encontramos los secretos del universo, el origen de las almas, la vida en el más allá, ciencias que el hombre ha estudiado, matemáticas, física, química  etc. Entonces ¿Qué quisieron decir los sabios con estas palabras?

Dice el libro de los Salmos:         

“La Torá de HaShem es completa” (Salmos 19:8)

La palabra hebrea temimá se tradujo como completa, pero también ha de entenderse como perfecta.

¿Por qué es perfecta y completa?

Respuesta: Porque es de HaShem, y por lo tanto en esa Torá no hay falta alguna, en ella se encuentran todos los conocimientos, ciencias, respuestas que el hombre ha buscado a lo largo de la historia, etc. En este nivel, el nivel de la Torá de HaShem, las palabras de los sabios son verdad.

Así pues, podemos hablar de dos Torot, la Torá de HaShem y la Torá de Moshé o del hombre.

En Avot 1:1 está escrito: “Moshé kibel Torá mi Sinai” (Moshé recibió la Torá del Sinaí), el gran mekubal el Rama mi Pano dice que kibel viene del arameo kébel que significa oscuridad. Es decir que la Torá pasa de ser infinita (Torá de HaShem) a ser finita y limitada (Torá de Moshé, hombres). Y justamente al pasar al hombre se oscurece.

Tenemos pues dos Torot, una limitada y una ilimitada.

Dice el libro de Tehilim:

Sino que en la Torá de HaShem está su delicia (entiéndase deseo), y en su ley medita de día y de noche.  (Salmos 1:2)

Como dijimos, la Torá de HaShem es ilimitada, la Torá del que medita y desea la Torá de HaShem, es decir el hombre es limitada.

El Malbin dice que el deseo del hombre es precisamente porque no tiene la Torá de Hashem, como ésta es ilimitada lo único que puede hacer el hombre limitado es desearla. En el nivel humano el deseo surge de una necesidad. De todas formas, este deseo nos liga, de modo que la Torá del hombre es ligada con su fuente, la Torá de HaShem.

Como en nuestro nivel la Torá de HaShem no es visible, es como si estuviéramos en la oscuridad o con los ojos cerrados,  por lo tanto no vemos realmente la esencia de la Torá. Por eso dice el salmista:

Abre mis ojos, y miraré las maravillas de tu ley. (Salmos 119:18)

Aquí vemos el mismo deseo por recibir la revelación de la Torá de Hashem. Lo más increíble es que según este versículo en el mismo texto de la Torá que fue dada a Moisés (hombre) se encuentra esa puerta para conectarnos con la Torá de HaShem, sólo falta que nuestros ojos se abran.

Es necesario saber entonces, que las palabras de la Torá representan muchos niveles de entendimiento. Los sabios nos dicen que la Torá tiene setenta caras, es decir facetas de entendimiento, así como había setenta ancianos en el sanedrín (Bamidbar Rabá 13:15).

También el célebre mekubal Moshe Jaim Luzzato (Ramjal), en Derej Etz Jaim,  escribe que no hay menos de seiscientas mil posibles interpretaciones para cada versículo de la Torá. Quizás en alusión al número de almas que salieron de Egipto que menciona la Torá.

Por supuesto, esto no quiere decir que no haya reglas de interpretación, por ejemplo si alguien interpreta un versículo de la Torá de manera que anule algún mandamiento o impulse al alejamiento de los principios de la fe, es una interpretación que no tiene validez en absoluto y debe ser desechada.

Principalmente los sabios hablan de cuatro categorías de interpretación de la Torá, cada una de las cuales incluye numerosas interpretaciones de cada versículo. Estas cuatro facetas de estudio a menudo son representadas por la sigla Pardés, palabra hebrea que significa huerto.

¿Por qué Pardés?

Los primeros rabinos nos enseñaron que la Torá es como un hermoso huerto. Si miramos un huerto, a la distancia no podemos distinguir más que un colorido paisaje. Pero si nos acercamos descubrimos que lo que parece una indistinguible masa de pasto en realidad tiene un potencial maravilloso lleno de hojas hermosas, flores y frutos deliciosos. Si nos aventuramos aún más vemos que los frutos tienen una piel que los recubre. Y si nos esforzamos un poco más y pelamos las capas de piel que tiene cada fruto recibimos una recompensa final que es un alimento delicioso que nos da vida. Así entendemos que lo que parece a simple vista un simple campo, dentro del mismo hay en realidad capas y capas de cosas maravillosas.

Analicemos brevemente los cuatro niveles:

Peshat: La explicación directa o el significado literal del texto. Esto es conocer la historia, los personajes, las leyes y las recomendaciones tal como están escritas. Los sabios nos enseñan que este nivel es como una vestimenta que esconde la esencia de las cosas, podríamos decir que es el nivel de oscuridad. De hecho, la palabra peshat viene de lifshot que significa desnudarse, sacar la ropa. Con esto también aprendemos que la misma etimología de peshat nos anima a buscar más allá de la literalidad, como si nos dijera: “desnuda el texto, ve la esencia”.

Remez: La palabra remez literalmente significa aludir o insinuar. Este nivel permite ir descubriendo las insinuaciones escondidas en los textos, por ejemplo, el valor de las palabras o el salteo de letras, o en letras que aparentemente faltan o están de más, para hallar así un sin número de mensajes.

Drash: Tiene que ver con el estrato interpretativo. De la palabra drash – que significa búsqueda – vine el término derashá (discurso, plática o enseñanza), que es la parte correspondiente a los oradores, que se forma con base en textos, parábolas y moralejas que esconden verdades espirituales y sirven de enseñanza para el público.

Sod: la palabra sod significa “secreto”. Esta es la parte más profunda, los secretos de la Torá, dado a través de Ruaj HaKodesh (inspiración divina) y profecía. Esto corresponde a la esencia, es decir sin ropas ni vestimentas que escondan el mensaje principal detrás de los textos, en él encontramos el porqué de las cosas. Dijo el Gaón de Vilna “el que no estudió el sod no entendió el peshat. Es decir estudias sod para entender realmente el texto de la Torá. 

Como vemos, cada nivel es importante, están íntimamente relacionados como una cadena con sus eslabones. Dijimos que el nivel sod tiene que ver con el porqué de las cosas, pero para que existan las respuestas deben existir las preguntas. La misión del peshat, remez y drash es darnos argumentos para preguntar el porqué de las cosas. Así pues, los cuatro niveles son vitales.

También algunos maestros dicen que si no estudiamos el Pardés por completo somos como el mulo (animal híbrido estéril que resulta del cruce entre una yegua y un burro o asno) ya que si a la palabra  Pardes le quitamos la sámej (s en español) que alude al sod, formamos la palabra pered que justamente significa mulo. Y esto nos enseña que si no incorporamos el sod nos quedamos espiritualmente estériles, en otras palabras, sin fruto. Está escrito: No seáis como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento” (Salmos 32:9)

Es importante saber que cuando Dios bendito reveló su palabra a Moshé, este primero recibió el sod de la Torá. Pero como era un nivel muy elevado (Torá de Hashem) Moshé lo fue bajando, es decir filtrando o vistiéndolo hasta llegar al nivel de peshat (el nivel simple y directo)  de manera que fuera accesible en nuestra realidad y para todo el pueblo (Torá de los hombres). Es por eso que la Torá que tenemos está “vestida” en términos físicos, y sus mandamientos se invisten en objetos físicos, por ejemplo: el tsitsit, hecho de lana, los tefilin hechos de cuero, el mishkán con diversidad de materiales, etc., según las palabras del Alter Rebe: la Torá ha viajado en descenso por etapas de ocultamiento, etapa tras etapa, de un mundo superior a nuestro mundo físico (Sefer shel beinonim cap. 4).

 De ahí las palabras de nuestro santo maestro Yeshúa:

Si os he dicho cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las celestiales? (Juan 3:12).

Sabiendo esto, estudiaremos está porción con los lentes del sod, para así descubrir los secretos de la Torá y algunos interrogantes que nos hemos hecho, por lo tanto, es esta ocasión no te fijes en el texto tal cual es presentado.

Está escrito en el Zohar HaKadosh:

“Dijo Rabí Shimón: ¡Ay de aquel individuo que dice que la Torá viene a contar cuentos simples y relatos trillados de Esaú, Laban, etc.!… sino que todas las palabras de la Torá tratan de cosas elevadas y secretos superiores”. (Parashat BeHaalotjá)

¿Será que la historia de Avraham trata de cosas elevadas y secretos superiores?

Qué mejor que la historia del patriarca del pueblo de Israel para iniciar con esta línea de estudio de la Torá.

Comencemos…

El jajam Amram Anidjar shelita, cita el Zohar (Sitré Torá, Lej leja) diciendo que si queremos  entender no sólo la base histórica del judaísmo, sino la base espiritual y la tarea diaria de cada creyente, debemos reemplazar tres palabras en todos estos textos y ésa será la puerta para entrar en la dimensión del sod. 

Reemplaza la palabra:

  • Abraham por neshamá, alma.
  • Sará por guf, cuerpo.
  • Lot por yetser hará, mala inclinación.

Ahora lee de nuevo el texto de la Torá.

Como vemos esta porción hablará del alma y el cuerpo, y la misión que tiene ésta para lograr el propósito divino, veremos el origen de las almas y por qué estamos en este mundo, la resurrección de los muertos entre otras cosas relevantes con la ayuda de Dios.

Génesis 12:1

Pero el Eterno había dicho a Abram (entiéndase alma): Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. (Énfasis añadido)

La palabra Lej lejá que se traduce como “vete” ha de entenderse como vete a ti mismo, o vete por tu propia causa. Nos indica que el Eterno le dice a la neshamá (alma) vete por tu propia causa, por tu propio beneficio. La pregunta es: ¿de dónde se irá el alma y por qué causa?

Vete de tu tierra…

Ha de entenderse como; vete del mundo de las almas. Así como hay un mundo físico hay un mundo espiritual de donde provienen las almas.

              De tu parentela…

Esta frase quiere decir tres cosas… Uno, que hay almas aguardando en ese mundo celestial para posteriormente bajar al mundo físico. Dos, almas esperando en alguna morada de ese mundo la resurrección de los muertos, quiere decir que descendieron al mundo físico y después de completar su tarea han regresado, cabe mencionar que dentro de ese mundo hay niveles de moradas (Juan 14:2). Y tres, almas que, en un inicio, es decir antes de la fundación del mundo, han decidido quedarse ahí, estos últimos se convirtieron en los ángeles.

             De la casa de tu Padre…

Dios es el Padre de los espíritus (Hebreos 12:9) es decir de las almas.

También esto nos enseña que la relación con el Padre en este mundo de las almas es más cercano, más íntimo que en nuestro mundo físico en el que es difícil palpar o descubrir a Dios.

            A la tierra que te mostraré… 

Esto quiere decir al olam hazé, al mundo presente, el mundo físico que conocemos.

Entendamos un poco más este primer versículo con la explicación del mekubal Rabí Yehuda Ashlaj zl. Que comenta sobre el origen de las almas, explicado de manera sencilla por el Jajam Anidjar en su obra sod haguilgulim:

La primera pregunta que debemos analizar es de donde provenimos y el motivo por el cual este mundo fue creado. ¿A caso Dios estaba aburrido y nos creó para jugar a las guerras y apostar al ganador? ¿Qué pasó antes de Bereshit, que provocó el bará, la creación? Debe existir una razón y un plan. En los libros de mística judía se explica lo siguiente: Antes de la creación, la luz de Dios Todopoderoso llenaba todo y como Él es bueno y generoso, creó las almas para darles placer y regocijo espiritual. Como dice en el libro Peri Jajam, (pág. 37) del cabalista Rabí Yehudá Ashlaj:

“Antes de la creación estaban todas las almas cerca de Dios y Él las adornaba con coronas”.

Por supuesto todo esto es metafórico y hace alusión a un regocijo inimaginable para un ser humano materializado. Sin embargo, ese placer no era completo, ya que las almas no hacían nada para merecerlo lo que se catalogó como Nahamá dekisufa, “el pan de la vergüenza” (Ramjal, Daat Tevunot 12:18). Es decir, el hecho de no trabajar y aun así recibir se compara con la tsedaká, en el sentido de limosna. Sin embargo, esforzarse y trabajar y recibir al final un pago es motivo de orgullo y satisfacción. Por ello, pidieron las almas a Dios que creara una “fábrica” en donde trabajar y esforzarse para servirle, y al final regresar a Él y gozar de su presencia, pero esta vez como pago y no como tsedaká…

Entendamos esta parte que habla de un pago de manera correcta, quiere decir que las almas buscaran el apego con Dios por iniciativa propia y no por imposición o porque así fueron creadas, como dijo el salmista:

Una cosa he demandado a HaShem, ésta buscaré; que esté yo en la casa de HaShem todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura de HaShem, y para inquirir en su templo (Salmos 27:4)

Este es el anhelo de las almas.

Continua la cita:

Esa petición llegó a Dios a preguntar a las almas cuáles querían trabajar y cuáles querían tsedaká. Unas dijeron: así estamos bien y otras respondieron: “queremos trabajar”. Al primer grupo de almas Dios las convirtió en ángeles los seres espirituales que no necesitan trabajar para estar cerca de Dios, y al segundo grupo en seres humanos que deberán luchar para alcanzar esta cercanía (Lej leja, vete por tu propia causa). Esto convierte a los ángeles a criaturas inferiores al ser humano. (Énfasis añadido)

Explicaré esto por medio de un ejemplo: en cualquier competencia deportiva nos enfrentamos a un rival y sólo esforzándonos y venciéndolo merecemos una medalla. Los ángeles “juegan futbol” contra nadie, ni siquiera tienen un portero enfrente por lo que al meter un gol no sienten regocijo. Así es el mundo angelical. 

A las almas que respondieron que querían un pago con dignidad, Dios les construyó un mundo donde trabajar, un lugar opuesto a la espiritualidad, un planeta lleno de materialismo y tentaciones, y les dio un cuerpo lleno de deseos carnales, monetarios, sensuales, etc. Además una ley de vida en la que lo prohibido es lo más placentero, y un yetser hará (mala inclinación) que lo seduce constantemente. Y como si todo esto no fuera suficiente, el hombre estaría en un lugar donde la Presencia Divina no fuera visible y comprobable. Por otro lado, el alma pura que poseerá, el instinto bueno, y la Torá sagrada que se le entregará causará un equilibrio en el libre albedrio.

Es decir, si quiere ser ateo encontrará muchas pruebas y argumentos; y si quiere ser creyente, también las encontrará, pero ninguna de las dos alternativas será tajante, para que no se rompa el equilibrio del libre albedrío. A pesar de todo esto, tendrá que trabajar, combatir y esforzarse para servir a Dios para finalmente volver ante Él gozando con dignidad de Su Presencia.

Es por eso que la frase Lej lejá tiene el valor numérico de 100,  50 (lej) y 50 (lejá). Esto también nos habla del equilibrio, los sabios lo enseñaron diciendo que hay 50 niveles de pureza y 50 de impureza. Es una batalla pareja, peso completo contra peso completo, alma vs yetser hará. La batalla comienza en cero, ¿logrará el ser humano elevarse al nivel 50 o caerá, Dios no lo permita al -50?

Es por eso que también la frase HaAdam (el hombre) tiene el valor numérico de 50, y aún más la palabra adamá (tierra) vale 50 y la palabra edamé que aparece en el versículo “semejante al altísimo ”Edamé LeElión” (Isaías14:4), vale 50. Lo cual significa 50 hacia abajo (tierra) y 50 hacia lo alto, en otras palabras, cuerpo proveniente de la tierra y alma insuflada del altísimo. Cabe mencionar que esa es la razón de los 50 días de Pésaj a Shavuot, de la salida de Egipto a la entrega de la Torá. 

Génesis 12:2

Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición.

Como dijimos, el alma baja a este mundo por su propio beneficio, buscar el apego con Dios por iniciativa propia. Además, para beneficiar a otros, en primer lugar, al cuerpo que se le asigne, elevando la dimensión física hacia la espiritualidad. Y también por su puesto a las demás personas.

Génesis 12:3

Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.

Este texto desde la perspectiva del sod debe entenderse como; bendeciré al cuerpo que te bendiga, es decir aquel cuerpo que ayuda al alma a cumplir su misión, aquel cuerpo que se santifique y por ende se eleve. ¿Cómo lo bendecirá el Eterno? Con la resurrección de los muertos.

Y la maldición debe entenderse como; maldeciré al cuerpo que te maldiga, es decir aquel cuerpo que no buscó la santidad, sino que se dejó vencer por sus instintos carnales. La maldición es que no participará en la resurrección de los muertos.

Serán benditas en ti todas las familias de la tierra…

El buen trabajo del alma en conjunto con el cuerpo afecta a toda la creación, a todas las familias físicas y espirituales. Aprendemos la importancia que tienen nuestros actos y cómo afectan al universo entero. 

Génesis 12:4

Y se fue Abram, como el Eterno le dijo; y Lot fue con él. Y era Abram de edad de setenta y cinco años cuando salió de Harán.

La neshamá no viene sola, sino que la acompaña Lot, símbolo del yetser hará, la mala inclinación, ya que es necesario un rival espiritual para lograr el objetivo y misión del alma. De lo contrario como lo mencionamos sería como jugar un partido de fútbol sin rival.

Génesis 12:5

Tomó, pues, Abram a Sarai su mujer, y a Lot hijo de su hermano, y todos sus bienes que habían ganado y las personas que habían adquirido en Harán, y salieron para ir a tierra de Canaán; y a tierra de Canaán llegaron.

Tomó, pues, Abram a Sarai su mujer… 

Es decir, tomó el alma al cuerpo. A toda alma se le asigna un cuerpo. Al decir su mujer podemos entender que alma y cuerpo deben llegar al punto de unión como se dijo: Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.
(Génesis 2:24)
.   La idea es que lleguen a la perfecta unidad, siguiendo ambos los designios divinos. Por lo regular el cuerpo y alma están peleados, uno busca las cosas espirituales y el otro las terrenales, esto por motivos obvios, el alma insuflada de Dios y el cuerpo formado de la tierra. La misión en la vida es llegar a la unificación de ambos conceptos.

Y salieron para ir a tierra de Canaán; y a tierra de Canaán llegaron…

Para que el alma cumpla su misión debe doblegar al cuerpo y sus instintos naturales. La palabra Canaán significa justamente “doblegar”, por lo tanto, el alma ha de gobernar sobre el cuerpo.

Génesis 12:6

Y pasó Abram por aquella tierra hasta el lugar de Siquem, hasta el encino de More; y el cananeo estaba entonces en la tierra.

Para doblegar al cuerpo deben ir a Shejem (Siquem), que se asemeja a la palabra shejiná, es decir llevar al cuerpo a lugares en donde se encuentre la presencia divina. Para ello tienen que pasar a More, es decir buscar un maestro (moré) de Torá que les instruya en los caminos de HaShem.

Génesis 12:8

Luego se pasó de allí a un monte al oriente de Bet-el, y plantó su tienda, teniendo a Bet-el al occidente y Hai al oriente; y edificó allí altar al Eterno, e invocó el nombre del Eterno.

El alma tiene que llevar al cuerpo a Bet-El, a la casa de Dios, es decir al bet hamikdash, la sinagoga, lugares de estudio de Torá, etc.

Edificó allí altar al Eterno, e invocó el nombre del Eterno…

Es necesaria una vida de oración para que la misión de la neshamá pueda cumplirse, y también es un antídoto para que el cuerpo se espiritualice logrando vencer sus instintos.

Génesis 12:10

Hubo entonces hambre en la tierra, y descendió Abram a Egipto para morar allá; porque era grande el hambre en la tierra.

Esta hambre significa que el cuerpo se ha espiritualizado dejando atrás todo deseo físico, la tierra ya no tiene alimento, es decir el mundo físico ha perdido fuerza pues ya no es la prioridad del cuerpo lo terrenal sino lo espiritual, Gálatas 5:16-17.

Descender a Egipto implica que la neshamá tiene que ayudar a elevar los lugares más bajos, para revelar la luz oculta que está atrapada en las cáscaras de impureza (Marcos 2:17). 

Génesis 12:11

Y aconteció que cuando estaba para entrar en Egipto, dijo a Sarai (cuerpo) su mujer: He aquí, ahora conozco que eres mujer de hermoso aspecto…

La neshamá ahora ve al cuerpo  como algo hermoso, pues está lleno de espiritualidad y santidad (Salmos 45:10-11)

Génesis 12:13

Ahora, pues, di que eres mi hermana, para que me vaya bien por causa tuya, y viva mi alma por causa de ti.

El cuerpo ha llegado al punto de ser llamado hermana del alma. Es decir, la conexión es muy fuerte entre alma y cuerpo, el cuerpo siempre se une más con el yetser hará, su hermano por naturaleza, pero ahora por el trabajo espiritual y santidad adquirida los papeles se invierten.

Me vaya bien por causa tuya, y viva mi alma por causa de ti…

Vemos la importancia y papel crucial que juega el cuerpo para que la neshamá cumpla su misión, ya que el cuerpo que no colabora trae maldición y muerte para el alma.

Génesis 12:14

Y aconteció que cuando entró Abram en Egipto, los egipcios vieron que la mujer era hermosa en gran manera.

Los entes malignos (egipcios) se fijan en las personas que tienen mucha luz, son sus principales objetivos, ya que una transgresión, Dios no lo permita, de una persona elevada alimenta a estas fuerzas del mal, los entes malignos abusan de las necesidades naturales del cuerpo para hacerlo caer. Evidentemente este episodio nos habla de tiempos de prueba que todo ser humano debe atravesar, aún los más justos son probados (Mateo 4:1-11).

Génesis 12:17

Más Hashem hirió a Faraón y a su casa con grandes plagas, por causa de Sarai mujer de Abram.

Vemos el poder que tiene el cuerpo que se ha santificado para destruir las obras del mal.

Génesis 13:1-2

Subió, pues, Abram de Egipto hacia el Neguev, él y su mujer, con todo lo que tenía, y con él Lot. Y Abram era riquísimo en ganado, en plata y en oro.

Después de superar las pruebas viene la elevación, por eso dice: “Subió pues Abram”, y también que era riquísimo, no solo físicamente sino espiritualmente, esta es la elevación de la neshamá. A pesar de ello Lot sigue con ellos, es decir el yetser hará sigue acechando.

Génesis 13:5 

También Lot, que andaba con Abram, tenía ovejas, vacas y tiendas.

Es por eso que, así como se enriquece Abram, Lot también, recordemos que se debe mantener el equilibrio. 

Génesis 13:5,8-9

Pero el lugar donde estaban no bastaba para alimentar a tantos animales. Ya no podían vivir juntos…  Así que un día Abram le dijo a Lot: «Tú y yo somos parientes, así que no está bien que haya pleitos entre nosotros, ni entre tus pastores y los míos. Ahí está toda la tierra, para que escojas. Por favor, sepárate de mí. Si tú te vas al norte, yo me voy al sur, y si tú te vas al sur, yo me voy al norte.

Ha llegado la neshamá a un punto de elevación junto con su cuerpo, que el yetser hará ya no tiene cabida entre ellos. Esta es la separación que todos debemos buscar día a día, pues como dijo Rabenu qué comunión tiene la luz con las tinieblas.

Esto es semejante a un globo aerostático, para que no se eleve hay sacos de arena amarrados en él, cuando esos sacos son retirados el globo comienza a elevarse, la analogía es la siguiente: el globo es el cuerpo, los sacos de arena el yetser hará, y el fuego que permite que el globo se eleve es la neshamá, en medida que se retiran los sacos el yetser hará, el globo, cuerpo y alma se elevan al cielo.

Génesis 13:14

Después que Lot se fue, el Señor le dijo a Abram…

En cuanto el yetser hará se aleja de la neshamá, ésta vuelve a escuchar la voz de Dios, en otras palabras, uno se acerca Dios cuando se aleja del yetser hará.

Pues bien, con la ayuda del Eterno hemos visto con los lentes del sod algunos versículos de esta maravillosa parashá, descubriendo conceptos profundos del porqué vivimos en este mundo y las complejidades de la vida, entre otras cosas muy interesantes.

Ahora llevemos a la práctica lo aprendido y miremos esta vida de manera diferente, sabiendo que es un gran regalo de nuestro Creador, y que este viaje llamado vida es por nuestro propio beneficio, como se le dijo al patriarca Avram (al alma) lej lejá, vete por tu propia causa.

Si Dios nos permite en parashat Jayei Sará continuaremos con esta historia incorporando al patriarca Yitsjak y a la matriarca Rivká que tienen más secretos que revelar.

Espero que haya sido de edificación para el cuerpo del Mesías.

Shabat shalom.

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